Trump tenía previsto viajar a Florida para celebrar hoy el aniversario con una gran fiesta en su mansión Mar-a-Lago de Palm Beach, pero tuvo que cancelar el vuelo y quedarse en Washington ante la posibilidad de un inminente cierre de Gobierno que finalmente se materializó.

Se trata del primer cierre del Ejecutivo desde octubre de 2013, cuando el entonces presidente Barack Obama afrontó 16 días de parálisis por el bloqueo que ejercieron los republicanos.

Entonces, Obama mandó a más de 800.000 trabajadores públicos, los considerados "no esenciales", a sus casas suspendidos de empleo, cerró museos y parques nacionales y canceló tratamientos experimentales en los centros médicos de investigación federales.

El Gobierno de Trump aseguró que, en esta ocasión, tratará de minimizar el impacto en el pueblo estadounidense, evitando por ejemplo el cierre de los parques nacionales.

Sin embargo, la Casa Blanca ya ha anunciado que prescindirá de más de un millar de sus 1.715 trabajadores y el jefe del Pentágono, James Mattis, ha dicho que algunas operaciones militares de inteligencia quedan suspendidas a la espera de fondos.