"Ayer les arreglamos el motor porque tenía agua y les dimos comida para un día y medio, suficiente para llegar a Indonesia", indicó el militar en la isla de Lipe, en el suroeste de Tailandia.

Aunque Tailandia ha reiterado que su política es no aceptar barcos con inmigrantes, Wirapong aseguró que la Marina tiene un plan de contingencia para acoger a los inmigrantes si corren peligro por razones humanitarias. En la víspera, el barco en el que viajan 150 hombres, 200 mujeres y 100 niños en situación precaria, fue rechazado por las autoridades de Malasia y, por segunda vez ha retrocedido hasta aguas tailandesas.

La Marina tailandesa cree que el navío, un barco de pesca de madera adaptado para pasajeros, se encuentra en aguas internacionales. Unas 6.000 personas se encuentran, según la ONU, atrapadas en barcos a la deriva en el golfo de Bengala a la espera de poder desembarcar en Tailandia, Malasia o Indonesia, semanas después de que zarparan de Bangladesh y Birmania.

Gran parte de los inmigrantes son rohingyas, una minoría musulmana perseguida en Birmania, donde no se les reconoce la ciudadanía. Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), unas 25.000 personas zarparon en barcos desde Bangladesh y Birmania durante el primer trimestre de 2015, el doble del número registrado el año pasado.

Tailandia y Malasia han pedido al Gobierno birmano que aborden los problemas de los rohinygas para frenar el éxodo. Sin embargo, Birmania achaca el problema al tráfico de personas en Tailandia y se ha negado a aceptar a los rohingyas, ya que los considera inmigrantes ilegales de Bangladesh, donde tampoco son reconocidos.