Familias al límite

Sin sueldo y con hambre: la dura realidad de millones de trabajadores federales en Estados Unidos

Los detalles Miles de trabajadores federales que antes llevaban una vida estable ahora deben depender de la ayuda de bancos de alimentos, esperando en largas colas para conseguir comida y artículos básicos.

Sin sueldo y con hambre: la dura realidad de millones de trabajadores federales en Estados Unidos
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En Estados Unidos, más de un millón y medio de trabajadores federales llevan semanas sin recibir su sueldo. Desde el 1 de octubre, el gobierno está parcialmente cerrado porque republicanos y demócratas no logran ponerse de acuerdo, y eso significa que las nóminas simplemente no llegan. Lo que debería ser un trabajo estable y seguro se ha convertido en una situación desesperante para miles de familias.

Cientos de trabajadores se ven obligados a acudir a bancos de alimentos para poder comer. Adultos que trabajan para el gobierno, muchos con estudios y sueldos medios, esperando en colas interminables para recibir lo más básico: comida, leche, pañales, útiles de primera necesidad… y muchas veces sin saber si habrá suficiente para todos.

Familias enteras que pensaban tener una vida estable ahora tienen que preguntar dónde pueden recoger alimentos según su dirección. Y esto es solo la punta del iceberg: lo que no se ve son las hipotecas que se atrasan, la falta de dinero para medicinas o asistencia escolar, y los múltiples problemas que surgen cuando de repente tu sueldo desaparece y no hay fecha clara de que vuelva.

No ha habido desastre natural ni terremoto… pero sí uno político. Más de tres semanas sin cobrar han dejado a estas familias al límite, con muchas sin poder cubrir necesidades básicas. La situación se ha prolongado y, mientras los políticos siguen sin ponerse de acuerdo, los trabajadores están contra las cuerdas.

No son casos aislados. La mayoría de los afectados son personas de clase media que creían tener una vida segura y estable. Ahora, la vida cotidiana se convierte en un reto: desde conseguir comida hasta pagar facturas básicas. Detrás de las largas colas hay miedo, ansiedad y mucha incertidumbre sobre cómo seguir adelante.

Estas 'colas del hambre' muestran de manera cruda que, incluso en el primer mundo, la seguridad económica puede desaparecer de un día para otro. Lo básico para vivir se convierte en un lujo, y miles de trabajadores federales descubren que la estabilidad no siempre es lo que parece.

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