Miles de personas han vuelto a salir a las calles este jueves en Francia para manifestarse contra la polémica reforma de pensionesaprobada por el Ejecutivo de Emmanuel Macron, en la que ha sido la undécima movilización desde que se anunciara la medida.

Una jornada en la que se han vuelto a vivir momentos de tensión, como la entrada a la sede del banco de inversiones BlackRock, en París. El motivo de la entrada a este edificio es que parte de su negocio son los planes de pensiones privados. Además, han vuelto a registrarse cargas policiales, enfrentamientos, pedradas y porrazos, así como barricadas incendiarias que han cortado calles y vías de tren. Incluso ha ardido un local de restauración por ser el bistró favorito de Macron.

Además, en esta nueva jornada de protestas también se han producido barricadas y se han derribado cubos de basura en varias ciudades desde primera hora. Al menos 20 personas han sido detenidas en París, según cifras de la Confederación General del Trabajo (CGT), y muchos gendarme han acabado cubiertos en pintura, en un día que ha concluido con más de 150 policías heridos en todo el país y más de 110 detenidos.

Una nueva jornada de movilizaciones que llegaba tras el fracaso de la reunión de la víspera con el Gobierno, y en la que los sindicatos franceses han plantado de nuevo cara a la reforma, manteniendo así la presión a la espera de la decisión del Consejo Constitucional, órgano de interpretación de la Carta Magna francesa, que el próximo 14 de abril deberá validar o no la ley tras su aprobación el pasado 16 de marzosin el voto del Parlamento.

A la espera de ese veredicto, por el momento el Ejecutivo galo se ha mostrado inflexible respecto al mantenimiento de un texto que tiene por eje central el retraso de la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años.

Reunión fallida con el Ejecutivo galo

"Tenemos que ser muy numerosos mañana para exigir la retirada de esa reforma injusta y llevar la movilización hasta el final, hasta que el Gobierno entienda que no hay otra salida que retirar el texto", resumía la nueva líder de la CGT, Sophie Binet, al término del infructuoso encuentro intersindical con la primera ministra, Élisabeth Borne.

Esta última, por contra, eligió un tono más conciliador tras la reunión y aseguró que seguirá "siempre disponible" para dialogar. "La única solución es que [la reforma] se pare", recalcaba por su parte el miércoles en una entrevista nocturna al canal 'BFM' Laurent Berger, secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primera central del país), que prometió que, aunque hay divergencias entre los sindicatos, hay unidad respecto a la oposición frontal al retraso de la edad de jubilación.

El Gobierno: "No hay crisis democrática"

Por su parte, el Gobierno ha replicado a los sindicatos que hablan de crisis democrática por su gestión de la reforma de las pensiones rechazando esas alegaciones, que a su parecer intentan quitar legitimidad a ese proyecto que contestan en la calle. "No estamos en una crisis democrática", ha subrayado este jueves el portavoz del Gobierno, Olivier Véran.

Véran ha insistido en que el Ejecutivo ha "respetado el camino legal" para la aprobación de la reforma de las pensiones y que su polémica adopción sin someterlo al voto de los diputados porque no había mayoría suficiente en la Asamblea Nacional, amparándose en un dispositivo que se ha utilizado decenas de veces en el pasado, "es constitucional".

Berger reiteró este miércoles, en otra entrevista en la emisora 'RTL', sus palabras del día anterior, aseverando que Francia vive una "crisis social" y una "crisis democrática" y que la solución la tiene Macron retirando esa reforma.