A priori, por mucha abstracción que se pueda hacer alguien sobre la invasión en Ucrania, es complicado imaginar que exista algo que compartan dos territorios tan dispares, tan alejados, tan ajenos entre sí como Kiev y Asturias.

Y, sin embargo, lo hay.

Algo a ratos mítico, a ratos histórico que siempre da lugar a todas las naciones en el mundo y que lleva a que personalidades como el exministro de Exteriores y eurodiputado español José Manuel García-Margallo hable de Ucrania como “la Asturias de Rusia”. Pero, ¿el qué?

La Rus de Kiev y Covadonga

La Rus de Kiev es ese nexo. Se trata del primer Estado eslavo ortodoxo en el este de Europa de la historia. Se fundó en el año 882 y es el origen nacional que se atribuyen tanto Ucrania como Rusia.

La Rus de Kiev es a ambos países lo que Covadonga, la Constitución de 1812 -La Pepa- o la batalla de las Navas de Tolosa en España. O lo que la Revolución Francesa a Francia, la unificación a Italia, la Revolución de los Claveles a Portugal.

Lo que justifica este símil es lo que expertos en información internacional como Fernando Arancón, director de El Orden Mundial, califican y encuadran más como “el origen mítico, o la historia o leyenda que da sentido a que a día de hoy exista ese país. Es una cuestión que va modificando los países, que defiende sus identidades y también sus intereses”, explica en una charla con laSexta.com.

El valor de la lengua y la identidad

La Rus de Kiev es un estado medieval, pero hay que imaginarse un medievo diferente al que tenemos en mente desde España”, dibuja Arancón. Fue fundado por un vikingo, Oleg de Nóvgorod, y ocupaba un terreno que abarca lo que hoy es Bielorrusia, Ucrania y Rusia occidental.

La capital era Kiev y la Rus era un estado fuerte y, sobre todo, independiente. Se relacionó con el Imperio Bizantino, liberó a los eslavos de uno de los pueblos túrquicos, si bien su mayor gesta histórica fue que se declaró como estado cristiano ortodoxo en el siglo X.

Fue el primer país eslavo que dio el paso. Lo hizo en el año 987 tras pactar una alianza militar con el emperador bizantino del momento, y el príncipe reinante de la Rus, Vladimir I -el equivalente a don Pelayo y que cuenta con sendos monumentos tanto en Kiev como en Moscú- optó por la lengua eslava como oficial de la Iglesia ortodoxa de la nación. Así, dejó atrás el nórdico que hablaban los vikingos.

Los orígenes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia

“Se supone que esa Rus de Kiev es lo que luego daría sentido al reino medieval que es antecesor del principado de Moscú que daría lugar a Rusia”, resume Arancón. La Rus, finalmente, fue invadida por los mongoles en 1240 y se fragmentó en tres principados.

Estos tres principados fueron los que, a su vez, se convirtieron en las actuales Bielorrusia, Rusia y Ucrania. El único que sobrevivió al ataque del Imperio Mongol fue el principado de Moscú, el que dio origen a Rusia.

Precisamente, ése ha sido uno de los pretextos que usa el presidente ruso, Vladimir Putin, para sostener que Rusia y Ucrania son solo una única nación, y poder legitimar tanto la anexión de Crimea como la invasión y la guerra actual.

Pero también es lo que cimenta la identidad ucraniana. Para Ucrania, la Rus fue un Estado ucraniano y Rusia es posterior. Es el motivo que esgrimieron cuando se independizaron de Moscú tras la caída de la Unión Soviética. Es lo que sustenta su independencia.

¿Y Asturias, qué?

¿Qué tiene esto que ver con Asturias? Pues mucho… y poco, a la misma vez. El debate, a otra escala, en otras circunstancias y con un contexto bien diferente, es extrapolable en nuestro país. “Hay quien defiende que, a nivel político legal, España se forma con los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, en 1707. ¿Antes era España? Pues depende de a quién le preguntes. Porque estaban los reinos de Castilla y de Aragón, y si tiras para atrás llegas a Covadonga y al reino de Asturias, pero puedes seguir hacia atrás hasta donde quieras. ¿Visigodos? ¿Hispania?”, ahonda Fernando Arancón.

“No sigue un rigor histórico, sigue el relato mítico y la leyenda que quieres contarle al mundo”, insiste el experto en información internacional y analista de laSexta. Aunque esto no implica que sea negativo ni irrelevante. “Es importante que existan leyendas o mitos que den sentido a la existencia de una comunidad, pero no hay que tomárselo como si fueran las Tablas de la Ley”, reclama.

Lo cierto es que a día de hoy hay lazos más allá de esta equiparación establecida por Margallo -que ha declinado hacer más comentarios al respecto a laSexta- que unen a Asturias y Ucrania.

La comunidad ucraniana en Asturias: son uno de cada cien

La comunidad ucraniana en el Principado de Asturias es una de las más numerosas de las que existen en nuestro país. En concreto, en España, según el INE, residen más de 112.000 ucranianos, con los datos actualizados a 1 de enero de 2021.

Si bien es cierto que donde más ciudadanos ucranianos viven en en nuestro país es en Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía -en números absolutos-, los 859 ucranianos que viven en Asturias representan casi un 1% de toda la población del Principado.

Es decir: uno de cada cien residentes en Asturias es de origen ucraniano.

Olena Kosenko es uno de ellos. Nació en Pervomaisk, en el óblast de Lugansk, hace 60 años. Creció en Storozhynets y se mudó a Bukovyna. En 2002, hizo las maletas y se plantó en Asturias. Dejaba atrás un divorcio y un trabajo de profesora que, aunque cualificado, era precario, no le permitía sobrevivir por sí misma ni mantener a sus dos hijos, gemelos de apenas 3 añitos de aquella.

Olena charla con laSexta.com con voz clara y decidida, en un castellano casi cristalino. Es filóloga rusa y psicóloga, y también es la presidenta de la Asociación de Ucranianos en Asturias.

Ahora, con la guerra a la que nadie esperaba que se llegara, esta organización ha recobrado la actividad perdida durante los últimos años. Se gestó en 2013, con el conflicto del Euromaidán y el derrocamiento del presidente ucraniano de entonces, el prorruso Víktor Yanukóvich.

“Cuando empezó mandamos el dinero para la supervivencia de nuestras familias y después continuamos con los fondos para apoyar a nuestras fuerzas militares. Nuestros chicos iban al frente en chanclas, playeras… porque no tenían nada. Nuestras fuerzas militares eran muy pobres. Nuestras fuerzas militares no estaban preparadas y mandábamos ropa a los huérfanos. Porque la guerra trae huérfanos”, comenta.

Olena insiste en que es difícil establecer comparaciones entre Ucrania y Asturias, porque su país “es bastante grande”. De hecho, es el segundo país más extenso de Europa, detrás de Francia y delante de España.

Mismo mapa, nuevos ojos

Pero algo que sí une a los ucranianos asturianos es que “la mayoría” llegan con la idea de estar dos, tres años y marchar. Sin embargo, no es así, cuenta Olena. Su caso es como cualquiera: “La vida dictó otras cosas. Me gustó la gente, la suavidad, la cultura, el buen trato, las buenas gentes”.

Al principio no me gustaba la naturaleza de Asturias, porque duele tanto romper con tu país no ves nada, que las montañas son hermosas, los ríos transparentes y el mar azul. Pero con los años vuelves a Ucrania de viaje y te das cuenta que quieres volver a casa, y te das cuenta que tu hogar es España. Y eso también duele, porque ahora tienes otro país. Aunque también es bonito”, rememora.

En la actualidad, Olena trabaja en el servicio de limpieza del Hospital Universitario Central de Asturias, con plaza fija. Su vida no es la que imaginaba - “No me importa sacrificar mi vida y mi vocación por mis hijos; preferí un trabajo con contrato estable que dar clases y no me arrepiento”- y los mapas los mira con ojos distintos a cuando se fijaba en ellos de pequeña.

“No sé si Asturias y Ucrania pueden parecerse”, reflexiona. Claro que conocía la historia del Rus de Kiev, pero no así el relato en torno al origen de España. “Pero esta vida, de tener dos hogares, es el destino de muchos inmigrantes. Aquí no somos una comunidad muy grande, pero crece poco a poco. Somos ucranianos asturianos, o asturianos ucranianos. Las dos”.