por obtención de fondos ilícitos

El primer día de Sarkozy en prisión: dos policías custodian su celda, abucheos de los reclusos y la compañía de 'El conde de Montecristo'

Los detalles Sarkozy, condenado a cinco años de cárcel por asociación ilícita y financiación ilegal de campaña, ha llegado al centro con una sonrisa y estrechando manos, casi como si se tratara de una visita de Estado. Sin embargo, su presencia ha generado revuelo tanto dentro como fuera de la prisión.

Imagen de Sarkozy tras dejar su casa para entrar en prisión.
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Con dos policías de vigilancia permanente en la puerta de su celda y sin cruzarse con ningún recluso, así ha pasado Nicolas Sarkozy su primera noche en prisión.

Su ingreso en la cárcel de La Santé, el 21 de octubre de 2025, marca un hecho sin precedentes en la historia reciente de Francia, por primera vez, un expresidente duerme como interno ordinario, bajo un estricto protocolo penitenciario y sin privilegios, aunque con medidas de seguridad excepcionales por su estatus.

Sarkozy, condenado a cinco años de cárcel por asociación ilícita y financiación ilegal de campaña, llegó al centro con una sonrisa y estrechando manos, casi como si se tratara de una visita de Estado. Sin embargo, su presencia ha generado revuelo tanto dentro como fuera de la prisión. A pesar de estar alojado en un ala especial, los abucheos y las burlas de algunos internos le llegaron con claridad durante la noche. "¡Devuelve los millones!", gritaban desde otras celdas, recordándole los escándalos que lo llevaron hasta allí.

El expresidente ocupa una celda individual de unos nueve metros cuadrados, equipada con una pequeña televisión, cama y escritorio anclados al suelo, una silla de plástico, estanterías, ducha, inodoro sin tapa, placa calefactora y un minirrefrigerador. Dispone también de un teléfono mural con el que solo puede recibir llamadas, nunca hacerlas.

Entre sus escasas pertenencias, Sarkozy llevó dos libros: "El conde de Montecristo", la historia del hombre injustamente encarcelado que quizá sienta como su espejo, y otro volumen sobre la vida de Jesucristo. Según su entorno, pretende aprovechar su estancia para escribir su versión de los hechos y defender lo que considera una injusticia política.

Durante este tiempo, el expresidente deberá renunciar a su cocinera, su sastre y sus privilegios habituales. Comerá el mismo menú que el resto de los reclusos, vestirá el uniforme reglamentario y seguirá la misma rutina. Se espera que permanezca en prisión alrededor de un mes, hasta que se resuelvan los primeros recursos presentados por su defensa.