Un clima excepcionalmente seco y caluroso provocó a principios de este verano el peor desastre causado por el fuego que se recuerde en Portugal, uno que se cobró las vidas de 64 personas, y en las últimas semanas se han iniciado nuevos incendios con la llegada de cada ola de calor.
La ministra del Interior, Constanza Urbana de Sousa, ha confirmado que el país realizó la solicitud de ayuda a Europa por temor a que las altas temperaturas y los fuertes vientos de los próximos días puedan incrementar el número de incendios.
Los servicios de emergencia han informado de que el sábado comenzaron 268 incendios, el número más alto en un solo día de este año, con 6.500 bomberos luchando por apagarlos.
El distrito central de Coimbra ha declarado el estado de emergencia local para hacer frente a los incendios, al igual que cuatro municipios más pequeños de la región. Aunque ha habido incendios durante todo el verano, ninguno ha tenido el impacto trágico del de finales de junio, ya que los servicios de emergencia han hecho esfuerzos mucho mayores para evacuar localidades y cerrar carreteras en las zonas afectadas.
Sin embargo, el país podría enfrentarse a muchas más semanas de incendios antes del final del verano boreal. Más de 140.000 hectáreas de bosques se han quemado este verano boreal en Portugal, tres veces más que la media de los últimos 10 años, según datos de la Unión Europea.