El líder del movimiento En marche!, Emmanuel Macron, y la dirigente del Frente Nacional, Marine Le Pen, han confirmado las previsiones y han obtenido los dos primeros puestos en las elecciones presidenciales francesas, lo que les da acceso a una anómala segunda vuelta en la que no estarán ninguna de las dos grandes familias políticas.
Tanto el conservador François Fillon como el socialista Benoît Hamon han pedido el voto a favor de Macron y en contra Le Pen. "No hay otra opción que votar en contra de la extrema derecha", ha dicho Fillon, mientras que Hamon ha llamado a frenar a una "enemiga de la República" a golpe de votos.
El pase a la segunda vuelta de Macron y Le Pen deja fuera de juego a las dos familias políticas que tradicionalmente se han repartido el poder en estos últimos años: Partido Socialista y Los Republicanos, antes Unión por un Movimiento Popular (UMP). Una hipotética victoria de Le Pen preocupa tanto dentro como fuera de Francia, en la medida en que sería la primera dirigente ultraderechista jefa de Estado en la UE y, además, lo sería de uno de los seis países fundadores. Su mensaje populista y antieuropeo le ha permitido reeditar el éxito logrado por su padre en 2002.
La líder del Frente Nacional ha llamado a todos los "patriotas" a votar por ella en la segunda vuelta, una "oportunidad histórica" a la que se presenta como "candidata del pueblo" y confiada de poder derrotar al "heredero" de Hollande.
Macron, por su parte, llega a la segunda vuelta a una edad insólita, 39 años, y sin haber ocupado nunca un cargo electo. Su mensaje centrista ha convencido a seguidores moderados de uno y otro lado del espectro político, pero tiene entre sus principales lastres formar parte de un movimiento sin representación parlamentaria.