Gaza muere de hambre

"¡Perdóname por no haberte dado de comer!": el dolor de una madre al perder a su hijo en un ataque israelí cuando iba en busca de pan

Las consecuencias
Desde marzo, al menos 326 personas han muerto por inanición y más de 300 mujeres han perdido a sus hijos por desnutrición severa; en el norte, una ración escasa se reparte entre seis bocas hambrientas, cuando hay suerte.

Cientos de palestinos desplazados se reúnen frente al Comedor Benéfico Sokar en la ciudad de Gaza

Por cada plato de comida que llega, hay seis bocas hambrientas. A veces, ni eso. Gaza se muere de hambre. Desde el 2 de marzo, al menos 326 personas han muerto por inanición en la Franja de Gaza, según cifras de organizaciones humanitarias. A esa trágica cuenta se suman 300 abortos espontáneos causados por la desnutrición severa en mujeres embarazadas. La hambruna afecta a todos, sin distinción de edad. Como mucho, los gazatíes comen una vez al día. Como mucho.

Este martes, ni eso. En Jabalia, al norte del enclave. Mahmoud Al-haw consiguió, tras horas de espera y kilómetros de caminata, una sola ración de comida. La llevó a casa, donde seis personas compartieron lo que apenas alcanzaba para una. "Un plato para seis personas, cuando apenas da para una. No es suficiente para una persona. Tocamos a una cucharada o dos", explica Mahmoud con resignación.

En el refugio, celebran como un lujo que la sopa aguada de este miércoles lleve unas pocas lentejas. Esa sopa es desayuno, comida y cena. Su hija de siete años pesa 11 kilos y está enferma. La malnutrición avanza, los cuerpos se apagan, las familias se hunden. Y el hambre no solo mata despacio.

Una madre cuenta, con la voz rota, cómo su hijo se escapó en busca de pan. La desesperación lo llevó a las calles. Un ataque israelí terminó con su vida. "¡Perdóname, hijo! ¡Perdóname, hijo, por no haberte dado de comer!", grita, desgarrada. A su la su lado, un anciano implora ayuda entre lágrimas: "Llevo dos, tres días sin comer… ¡Que dios me ayude!".

La devastación supera incluso a la memoria de la Nakba de 1948, cuando cientos de miles de palestinos fueron expulsados de sus hogares. Hoy, muchos de sus descendientes siguen atrapados en Gaza. Pero ahora, además del confinamiento, los consume el hambre. Una hambruna de origen humano, de fabricación israelí, según denuncian organizaciones locales e internacionales.

La comunidad internacional, una vez más, mira, pero no actúa.