Alto coste social

El país se paraliza y Trump lo llama "victoria": el cierre de Gobierno más largo de la historia deja a EEUU sin sueldos ni ayudas

La otra cara Más de un millón de empleados federales llevan más de un mes sin cobrar, 42 millones de personas verán recortadas sus ayudas alimentarias y el bloqueo amenaza con cerrar parte del espacio aéreo.

El país se paraliza y Trump lo llama "victoria": el cierre de Gobierno más largo de la historia deja a EEUU sin sueldos ni ayudas
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El cierre de Gobierno en Estados Unidos ha batido todos los récords. Ya supera el anterior —de 35 días, también bajo la presidencia de Trump— y sus consecuencias se sienten en todos los rincones del país. Más de un millón de empleados federales llevan semanas sin cobrar, los programas sociales están bloqueados y los aeropuertos operan al límite.

Trump culpa a los demócratas de "negarse a cooperar", pero mientras tanto, millones de familias se enfrentan a un día a día sin ingresos, sin ayudas y con los servicios públicos paralizados.

El impacto humano es enorme. Desde militares hasta personal de limpieza, más de un millón de trabajadores no han cobrado en más de un mes. Muchos han tenido que recurrir a bancos de alimentos para poder comer.

Por primera vez, 1.400 empleados de seguridad nuclear han sido suspendidos, y 42 millones de personas verán reducidos los beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), del que dependen para alimentarse.

El caos también ha llegado al aire. El bloqueo de los sueldos ha provocado una huelga entre los controladores aéreos, generando retrasos masivos en los principales aeropuertos del país. El propio Gobierno ya reconoce que, si el cierre se prolonga, podría verse obligado a clausurar parcialmente el espacio aéreo.

La parálisis también golpea al sistema sanitario. Los datos de la gripe y del COVID-19 no se están actualizando, los programas de desarrollo infantil para familias con menos recursos están detenidos y los subsidios del Obamacare no se están pagando.

Hasta los cementerios nacionales sufren los efectos del bloqueo: los entierros continúan, pero los trabajadores han dejado de colocar las lápidas por falta de fondos.

Pese a todo, Trump insiste en que el cierre demuestra su firmeza ante los demócratas. Habla de victoria, pero el precio es alto: un país paralizado, millones de personas sin cobrar y servicios esenciales al borde del colapso.

Lo que empezó como una pulseada política ya se ha convertido en una crisis que afecta a la vida diaria de millones de estadounidenses y que amenaza con dejar cicatrices profundas en la confianza institucional del país.

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