Hora y media ha durado el último discurso del año de Barack Obama. El presidente estadounidense intentó mantenerse positivo, pero terminó admitiendo su frustración en algunos temas, como la guerra Civil en Siria.

"No puedo decir que hayamos tenido éxito, pero sigo creyendo que es lo que, siendo realistas, podíamos hacer", se ha defendido Obama. Una masacre de la que culpa directamente a Al Assad y a Putin.

En esta línea, también señala al presidente Ruso en el escándalo de los ciberataques al equipo de Hillary Clinton porque nada se hace en Rusia sin que Putin lo sepa. Además, amenaza con represalias.

"Algunas cosas las haremos públicamente. Otras las haremos de manera que ellos sepan que las hemos hecho, pero no el resto del mundo", ha afirmado el mandatario norteamericano, al tiempo que ha admitido estar muy preocupado porque cada vez más votantes conservadores respaldan a Putin.

"Ronald Reagan se revolvería en su tumba", ha aseverado, y ha dejado un mensaje a Trump: "Espero que las propuestas del presidente electo funcionen. Lo que puedo decir con seguridad es que lo que yo he hecho ha funcionado, y puedo probarlo".

Obama ha abandonado la sala con algo más de humor: aún tiene que reflexionar si fue un buen año.