"He tenido que dejar mi despacho y volver a la UCI, porque estamos desbordados". Quien habla es Joan Pons, enfermero en el hospital de Sheffield, al norte de Inglaterra. Su diagnóstico, y el de muchos sanitarios españoles en Reino Unido, sobre la situación es desolador: ya no viven una ola, sino "un tsunami" que está llegando al norte del país tras colapsar el sur.

Los sanitarios, en este y en todos los países del mundo, están agotados, al límite de sus fuerzas. "Estamos recibiendo pacientes de otras regiones, dos cada día", explica Pons en el vídeo que acompaña estas letras. "Si seguimos así, nos vamos a quedar también sin camas", alerta.

Reino Unido está viendo cifras peores que las de abril, y todas las miradas están sobre la variante británica, que sigue causando estragos: ya hay más de 37.000 interesados por COVID-19 en todo el país.

"Tenemos más de un 60% más de ingresados que en la primera ola", alerta Sancho Rodríguez, doctor intensivista en un hospital de Londres. Y avisa: en las UCI los pacientes ahora son mucho más jóvenes que en la primera ola. Se ven más personas de entre 30 y 40 años "sin patologías previas", expresa.

Las desoladoras cifras de Reino Unido

Más de 100.000 personas han fallecido por COVID en Reino Unido desde el inicio de la pandemia. Este miércoles han registrado su segunda cifra diaria más alta de la pandemia y, para contener la ola, el Gobierno impone nuevas medidas.

Ahora todos los viajeros que lleguen deberán hacer cuarentena en hoteles habilitados "durante diez días, sin excepción", ha explicado el primer ministro, Boris Johnson.

Sin embargo, y pese a todos los esfuerzos, hay quienes siguen sin tomarse en serio el drama que se vive: la Policía sigue desmantelando fiestas como las que se ven en el vídeo que acompaña estas líneas: desde encuentros donde 20 personas celebran el nacimiento de un bebé hasta otra en Londres con más de 200 personas.