Al menos tres personas de la misma familia han muerto en el incendio que mantiene varios frentes abiertos en la capital de la isla de Madeira, Funchal, y que ha provocado el desalojo de un millar de afectados, ha afirmado el Gobierno regional del archipiélago portugués.

"Puedo confirmar que los tres fallecidos eran familia, aunque no sé el grado de parentesco", ha explica el alcalde de la ciudad portuguesa, Paulo Cafofo. Los tres fallecidos fueron sorprendidos por las llamas en casas muy próximas de la población de Santa Luzia. "Los bomberos intentaron rescatar a uno de los fallecidos en el momento en el que se le estaba quemando la casa, pero ya no pudieron hacer nada", lamentó el alcalde antes de añadir que los otros dos "fueron hallados carbonizados en el interior de sus viviendas".

Además, otra persona se encuentra desaparecida, algo de lo que el alcalde no ha querido hablar. "De momento, no se puede confirmar nada", ha indicado al respecto. Hay hasta diez poblaciones en las que se han registrado incendios forestales en las últimas horas que, "por suerte, están remitiendo y ha bajado un poco el peligro", ha detallado el regidor desde una de las zonas incendiadas.

Sobre los heridos, Paulo Cafofo ha declarado que la mayoría no revisten gravedad ya que están hospitalizados "por inhalación de humo o por pequeñas heridas" en el Hospital Nélio Mendonça. "La noche ha sido muy complicada por el viento y las altas temperaturas", ha lamentado el alcalde. En cuanto a los daños materiales, ha apuntado que hay más de un centenar de casas afectadas por las llamas y un hotel totalmente calcinado, y que han sido evacuados los turistas de otros cinco hoteles. La mayoría de los turistas extranjeros evacuados son alemanes e ingleses, ha confirmado Paulo Cafofo, quien precisó que "españoles hay muy pocos".

De momento, en una primera estimación, serían alrededor de 500 hectáreas las calcinadas por los fuegos en la capital de la isla. Las llamas se propagaron por el efecto del viento y del calor, hasta aproximarse a la histórica Baixa de la capital, donde los efectivos de bomberos y militares, algunos de ellos enviados de Lisboa, están trabajando para frenar el avance del fuego, ayudados por los vecinos y numerosos voluntarios.