Ambulancias, policía y bomberos a la carrera para socorrer a las víctimas de la explosión. Un coche bomba estallaba la pasada madrugada en el centro de Bagdad, en Irak. Lo hacía frente a una popular heladería, la más antigua de la capital, en una de las zonas comerciales más concurridas y de mayoría chií.
Según medios locales, las cifras de víctimas han aumentado en las últimas horas: al menos 180 muertos y 230 heridos. El grupo terrorista Daesh se ha atribuido la autoría del atentado: "Daesh cometió este crimen por la orientación religiosa de personas inocentes. Y lo ha hecho después de que el grupo terrorista haya sufrido bajas en el campo de batalla" explica un policía.
A primera hora de la mañana, bomberos y sanitarios, seguían socorriendo a las víctimas atrapadas entre los cascotes de los edificios afectados: "La gente no podía reconocer a sus parientes estaban envueltos en llamas" cuenta un vecino.
Esta misma mañana, otro artefacto estallaba junto a un mercado de la capital, también frecuentado por chiíes, la explosión dejaba cinco muertos. Los ataques se producen una semana después de que el ejército iraquí liberase la ciudad de Faluya, en manos de Daesh desde 2014. Desde el Gobierno español han condenado los ataques, que han tildado de "execrables" y han mostrado su solidaridad con las víctimas.