Es el país más peligro del mundo para la prensa. Cuando estalló la revolución en 2011 reporteros de todo el mundo viajaron a Siria para contar lo que estaba pasando.

Pero informar desde allí es cada vez más difícil. En los cinco años de guerra han sido asesinados en Siria casi 140 reporteros y unos 50 blogueros.

"Es llamativa la diferencia respecto a otros lugares como Bosnia. Allí querían que hubiera periodistas para que contaran lo que estaban sufriedo. En Siria no quieren testigos incómodos", explica Alfonso Armada, vicepresidente de Reporteros Sin Fronteras.

Los secuestros están a la orden del día y los reporteros son un blanco fácil. "Los periodistas se han convertido en moneda de cambio, en cuanto uno pisa el terreno hay alguien dispuesto a secuestrarte y a venderte a un grupo yihadista".

Los yihadistas de Daesh y Al Nusra utilizan a los periodistas con fines propagandísticos y para financiarse con el dinero de los rescates. También pasaron por ese infierno los españoles Marc Marginedas, Ricard García Vilanova y Javier Espinosa.

Otros nunca pudieron volver a casa. El estadounidense James Foley quería documentar el sufrimiento del pueblo sirio. También fue secuestrado y acabó cruelmente ejecutado por Daesh.

El altísimo riesgo de secuestro pone en peligro la cobertura del conflicto. Los grandes perjudicados son los civiles sirios porque el silencio periodístico sobre el conflicto alimenta la impunidad y la indiferencia.