Tres guardias ven cómo se origina el incendio y no hacen nada. Dos de ellos se van y el último recorre la sala antes de desaparecer. En cuestión de segundos, el humo lo cubre todo y las llamas devoran a sala. Es la sentencia a muerte de los 38 migrantes muertos encerrados en un centro de migración del propio México.

Son las nuevas imágenes que ha difundido el propio Instituto Nacional de Migración de México y muestran cómo se desató el incendio y las autoridades no hicieron absolutamente nada. El trágico balance: 38 muertos y 28 más resultaron heridos y hospitalizados.

Las familias de los muertos y heridos no se lo explican: "Y si ven que se están quemando, ¿por qué no abren la reja?". Ese es el lamento más escuchado entre las decenas de migrantes que tratan de alcanzar EE. UU. procedentes del centro y el sur de América. El entorno de los afectados han protestado en el exterior del centro que se convirtió en la tumba de los suyos. Al grito de "justicia, justicia" exigen explicaciones. Están indignados con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y sus polémicas declaraciones, en las que culpó a los muertos de su destino: "Esto tuvo que ver con una protesta que ellos iniciaron".

Las ONG en defensa de los derechos humanos ven inadmisible culpabilizar a los migrantes. Ponen el foco en el sistema inhumano de control migratorio acordado por México y EEUU. Olatz Cacho, responsable del trabajo sobre América en Amnistía Internacional España, sostiene que "los centros de detención no cumplen ningún tipo de estándares". "Están hacinados. No hay suficiente acceso a comida, a agua", denuncia.

En 2022 las autoridades mexicanas recluyeron al menos a 318.000 personas y expulsaron a más de 106.000, entre las que había numerosos menores de edad.

Los muertos en la tragedia provenían de seis países, fundamentalmente de Guatemala y Venezuela. Uno de los migrantes que han esquivado la tragedia afirma que "es mejor la selva". "El infierno ha sido la migración mexicana", dice.

Las velas y las flores conforman un altar improvisado en memoria de los 38 hombres que murieron. Una desgracia que quizá podría haberse evitado si hubieran abierto la puerta enrejada del centro de migrantes.