El menor guatemalteco indocumentado que murió bajo custodia de las autoridades de Estados Unidos tenía gripe, aunque aún no se ha determinado si esa fue la causa por la que falleció el día de Nochebuena, según concluyó un grupo médico que investiga el caso.

Ese grupo, creado por el parlamento estatal de Nuevo México en 1972, hizo una autopsia al cuerpo del menor de ocho años y, tras examinar sus pulmones y mucosas, realizó unos exámenes que dieron "positivo" en Influenzavirus B, uno de los virus causantes de la gripe, se detalla en un comunicado.

El grupo de médicos también advierte de que para "determinar la causa precisa de la muerte, se necesita una evaluación adicional de otras muestras de laboratorio", por lo que todavía no se puede concluir que la gripe causara la muerte del menor inmigrante, identificado como Felipe Gómez.

El niño y su padre fueron detenidos seis días antes de la muerte del menor cerca de la localidad texana de El Paso después de cruzar irregularmente la frontera de EEUU con México y trasladados a diferentes centros de la CBP para acabar en la localidad de Alamogordo, en el estado de Nuevo México.

Fue en Alamogordo donde, al día siguiente, un agente fronterizo observó que el niño estaba tosiendo y tenía los "ojos brillantes", por lo que fue trasladado al hospital Gerald Champion Regional. Una vez allí, los doctores determinaron que el pequeño sufría un resfriado común, pero luego comprobaron que tenía una fiebre de 39,5 grados y decidieron dejarlo otros 90 minutos en observación para, después, darle el alta con una receta médica para que tomara ibuprofeno y amoxicilina.

Sin embargo, la salud del menor empeoró: comenzó a sentir náuseas y vómitos, de forma que los agentes migratorios lo llevaron de vuelta al hospital, donde falleció. Este es el segundo niño que muere en el mismo mes bajo custodia de las autoridades estadounidenses: la guatemalteca Jakelin Caal Maquín, de 7 años, perdió la vida en un hospital de El Paso (Texas) después de haber cruzado ilegalmente la frontera desde México junto a su padre.

El Gobierno de EE.UU. ha eludido toda responsabilidad por la muerte de los menores inmigrantes y responsabiliza a los traficantes, contrabandistas y a los propios padres de los niños de "poner en riesgo" sus vidas al embarcarse en el viaje hacia el norte. En ambos casos, las autoridades guatemaltecas han pedido a EE.UU. una investigación "clara" por la muerte de los menores.