"Ayer el mundo vio con desesperanza y tristeza cómo Notre-Dame ardía. Algunos edificios son más que simples edificios, pero Notre-Dame será reconstruido porque sus cimientos son fuertes. Ojalá nuestros cimientos fueran todavía más fuertes, pero me temo que no", declaró Thunberg en una comisión parlamentaria, adonde acudió invitada por el grupo de Los Verdes.
Thunberg, que ha sido nominada al Nobel de la Paz de este año por un grupo de diputados socialistas noruegos, pidió a los eurodiputados más "determinación" porque "se está acabando el tiempo", y alertó de que si no se actúa ya la situación será "irreversible para 2030", lo que supondrá "el fin de la civilización tal y como la conocemos ahora".
En este sentido, afirmó que estamos ante "la sexta extinción masiva" de la historia, en la que la tasa de extinción es "10.000 veces más rápida de lo que se considera normal" con la desaparición de "unas 200 especies cada día". "La erosión del suelo fértil y la deforestación de nuestras selvas primigenias, la contaminación, la muerte de insectos o la eutrofización de nuestros océanos son desastres que se están acelerando por nuestra forma de vida y tenemos la impresión de que tenemos el derecho de continuar", agregó Thunberg, visiblemente emocionada.
La joven activista, que llegó a Estrasburgo (Francia) desde Estocolmo en tren por su rechazo a la contaminación que emiten los aviones, criticó que la Unión Europea celebre cumbres especiales sobre el Brexit y no sobre el cambio climático o que los políticos viajen por el mundo "en clase preferente" cuando "la casa se está derrumbando".
"Si vuestra casa estuviera en llamas -se dirigió a los eurodiputados- no diríais que tenéis la situación bajo control y dejaríais las condiciones de vida del futuro de todas las especies en manos de inventos que todavía tienen que ser inventados. No perderíais el tiempo discutiendo sobre impuestos o el Brexit", indicó.
"Dejaríais vuestras diferencias a un lado y empezaríais a cooperar", zanjó Thunberg. Asimismo, reprochó a los políticos que no quieran hablar del "desastre climático" con la excusa de que "no pueden actuar drásticamente porque eso sería muy impopular entre sus votantes".
"Yo solo soy una chica de 16 años que viene de Suecia, no me escuchéis a mí si no queréis, pero sí a los científicos y a los millones de jóvenes que están haciendo huelga. Os ruego, por favor, que no nos falléis en esto", concluyó.
El pasado 20 de agosto, Greta Thunberg se sentó frente al Parlamento de Estocolmo en huelga diaria por el cambio climático con una pancarta que rezaba en sueco "Skolstrejk för klimatet" ("Huelga escolar por el clima"), que ya se ha convertido en un símbolo de su lucha.
Tras las elecciones legislativas suecas del 9 de septiembre y para evitar que la iniciativa perjudicase su rendimiento escolar, Thunberg pasó a hacer huelga solo los viernes y a atraer la atención de jóvenes suecos y de otros países con una campaña en la que las redes sociales han jugado un papel determinante. Desde principios de año, miles de jóvenes siguen sus pasos en los cinco continentes con huelgas y manifestaciones semanales para pedir a los políticos acciones inmediatas para frenar el cambio climático.