Es la gran brecha abierta. La crisis largamente aplazada y a la que este verano ha sido ya imposible no mirar. Más de 1.700 personas se juegan la vida cada día intentando buscar una rendija en las alambradas, tratando de burlar la vigilancia y seguir un camino que ya no tiene retorno.
Hasta ese lugar han viajado los ministros de Interior de Francia y Reino Unido. Traían bajo el brazo un acuerdo urgente diseñado sobre todo con ánimo de reforzar el control y para ello han anunciado la creación conjunta de un centro que vigilará la inmigración irregular y pondrá, dicen ellos, coto al negocio de la desesperación.
"Tenemos que asumir nuestras obligaciones de asilo pero también, y lo digo con sinceridad, luchar con resolución contra las mafias" asegura Bernard Cazeneuve, Ministro del Interior de Francia.
Creen que la seguridad que otorgará este centro, gestionado por Francia, disminuirá la llegada de nuevos aspirantes a cruzar a Reino Unido. Anuncian más policías, más tecnología de localización y en definitiva, un Eurotúnel mejor blindado.
Theresa May, Ministra del Interior de Reino Unido, anuncia que habrá más cámaras de seguridad, dispositivos de detección con infrarrojos, proyectores de iluminación, más barreras y un centenar más de vigilantes.
Unas medidas que han sido aplaudidas ya por la Naciones Unidas en el campo de la lucha contra las mafias, pero que, dicen los críticos, ponen el acento sobre todo en el aspecto policial y de vigilancia de una crisis mucho más profunda. La llegada masiva de unos refugiados que, recuerdan las ONG's, buscarán siempre un camino alternativo porque les va la vida en ello.