Los extremistas se extienden de este a oeste por una área que va desde el sur del monte Abdelaziz y el pueblo de Al Hul, en Al Hasaka (noreste), hasta la periferia de Marea, en Alepo (noroeste), pasando por casi toda Deir al Zur y Al Raqa (noreste) y el desierto central sirio.
Hacia el sur, los yihadistas controlan zonas al este de Damasco, así como partes del campo de refugiados palestinos de Al Yarmuk y del distrito de Hayar al Asuad, al sur de la capital, y puntos del norte de Sueida (sur). Además, en la provincia meridional de Deraa, hay grupos que se sospecha que son leales al EI.
Los radicales tienen en su poder la mayoría de los campos de gas del país, menos el yacimiento de Al Shaer, en el este de Homs y en manos del régimen, y el de Ramilan, en manos de las Unidades de Protección del Pueblo -milicias kurdo sirias-, en Al Hasaka.
El EI proclamó a finales de junio de 2014 un califato en Siria e Irak. Los extremistas han logrado expandirse en el territorio sirio pese a los bombardeos de la coalición internacional, iniciados el pasado 23 de septiembre. Los analistas destacan que esos ataques aéreos son "ineficaces" y que lo que se necesita para frenar al EI son "botas sobre el terreno".