Cualquier persona que haya participado en algún momento en un proceso electoral conoce el término 'escrutinio', ya que da igual el sistema de votación que exista: el escrutinio es, al fin y al cabo, el proceso a través del que se recuentan los votos de las personas que han participado en una elección en concreto. Pero no en todos los países funciona de la misma manera. El 22 de octubre se celebraron en Argentina elecciones generales para elegir al presidente y aunque ya se conocen los resultados, habrá que esperar a una segunda vuelta para ver quién de los dos principales candidatos consiguen hacerse con la mayoría del apoyo de la sociedad para poder acceder finalmente a la Casa Rosada.

Ahora bien, los resultados que se conocen hasta ahora son los conocidos como resultados provisorios o provisionales, y es el martes 24 de octubre, 48 horas después de las elecciones, cuando arranca el proceso de escrutinio definitivo en Argentina. Durante el provisional, se cuentan los votos de cada mesa, de la misma manera que se hace en unas elecciones en España, información que se transmite a la Justicia Electoral y a la Dirección Nacional Electoral. Sin embargo, los resultados provisionales no cubren el total de las mesas, porque siempre hay una pequeña porción de telegramas que no se envían, tienen errores de confección o se quedan sin completar.

De hecho, el escrutinio provisional de los resultados electorales en Argentina no tiene validez legal ni sirve para proclamar a los representantes electos, sino que únicamente tiene la función de informar a la ciudadanía de cómo ha ido la votación. Hay que esperar al escrutinio definitivo para conocer realmente los resultados oficiales de los comicios, y este arranca 48 horas después de la jornada electoral, el martes 28 de octubre.

Cómo se hace el escrutinio definitivo en Argentina

En lugar de hacerlo los miembros de las mesas electorales, el escrutinio definitivo de los resultados electorales en Argentina lo realiza la Justicia Nacional Electoral. Se lleva a cabo a partir de las actas de escrutinio de cada mesa, pero en este caso sí abarca todas las mesas habilitadas para el proceso electoral.

Todas las agrupaciones que intervienen en las elecciones pueden designar fiscales con derecho a asistir al recuento de los votos para examinar toda la documentación. Por norma general, el Código Electoral Nacional —el equivalente argentino a la Ley Electoral o LOREG española— no impone un plazo para terminar el recuento de las papeletas, pero sí lo hace en caso de las elecciones presidenciales, como es el caso, por lo que los resultados definitivos se han de conocer no después del 3 de noviembre, dado que tiene un plazo de 10 días corridos para llevarse a cabo el proceso.

En este escrutinio definitivo, se analizan las actas mesa por mesa y se verifica, entre otras cosas, la posibilidad de que el acta haya sido adulterada, si tiene defectos de forma o si el número de votantes coincide con el número de sobres enviados por la autoridad de la mesa. Es por estos pequeños detalles que el escrutinio provisional y el definitivo no siempre son el mismo.

¿Cambia los resultados de la elección el escrutinio definitivo?

En esta circunstancia, cabe preguntarse si el proceso de escrutinio definitivo podría cambiar la dirección de los resultados de unas elecciones como las celebradas este 22 de octubre. Lo cierto es que las diferencias entre el provisional y el definitivo han sido mínimas a lo largo de la historia de la democracia argentina y salvo en elecciones muy reñidas, con una diferencia de votos muy ajustada entre dos fuerzas políticas, el escrutinio definitivo no suele cambiar el resultado final.

En el caso de las elecciones presidenciales, los resultados no son para nada ajustados por lo que, voto arriba, voto abajo, los resultados del escrutinio definitivo se prevén muy similares, con Sergio Massa por delante de Javier Milei.