Los vécinos de Seattle no daban crédito. Un avión de pasajeros sobrevolaba su barrio a muy poca altura. Realiza maniobras peligrosas. Al cabo de unos segundos se difumina en el horizonte. Le siguen estos dos cazas militares, y poco después Se estrella en una pequeña isla poco poblada.

No había pasajeros en su interior, tan solo el piloto: un operario de la aerolínea que robó el aparato. "Aparentemente, en el accidente sólo estuvo envuelta una persona", ha explicado el sheriff del condado de Pierce, Paul Pastor. Descartan, por ahora, que se trate de un ataque terrorista.

"No hay señales de conexiones terroristas", ha detallado Pastor. Prueba de ello son las acrobacias que realizó antes del siniestro. Un terrorista, dicen, no actuaría así.

Precisamente, sus arriesgadas maniobras podrían haber provocado el choque. Las autoridades buscan ahora el cuerpo del hombre. Investigan si se suicidó o si se trata de una aventura con final trágico.