Mali ha vivido cuatro revoluciones violentas desde 1963. Nigeria está ampliamente afectada por la brutalidad del terrorismo del grupo Boko Haram. El Chad y Níger sufren consecuencias indirectas de los conflictos de sus países vecinos y Yemen vive la mayor crisis humanitaria del mundo, según la ONU. Esto es solo una parte de la gran cantidad de derechos humanos que se están violando a día de hoy en el mundo. Y, hasta ahora, las mejoras han sido muy leves.

La Organización de las Naciones Unidas conmemora este 21 de septiembre el Día Internacional de la Paz en un contexto desconocido. La pandemia ha afectado especialmente a los países devastados por la guerra, razón por la que Antonio Gutierres, secretario general de la ONU, hace un llamamiento al abandono de las armas: “Los profesionales de la salud, ya escasos, han sido con frecuencia atacados; los refugiados son doblemente vulnerables. La agresividad del virus ilustra la locura de la guerra”, escribe en una carta.

¿Qué se hace para preservar la paz? El mapa de las misiones humanitarias

Cada año, el Instituto de Investigación por la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) elabora un informe que detalla la situación de los conflictos armados en el mundo, así como de los esfuerzos que se hacen para paliar la situación. Y este año se afronta la paz mundial con una muy moderada concepción de esperanza. Al menos, según explica esta entidad internacional.

“Los conflictos armados en 2019 llevaron a una mayor disminución de las muertes por esta causa, y continúa una reciente tendencia a la baja desde 2014”, reza el estudio. En 2019, un total de 70,8 millones de personas se han desplazado por estas crisis —25,9 millones son refugiados—.

Ante esto, solo en dicho año había 61 misiones multilaterales de paz activas (cuatro en América, cinco en Asia, 18 en Europa, 14 en Oriente Medio y 20 en África subsahariana). Tres de ellas, completamente nuevas: una de la Oficina Integrada de la ONU en Haití, otra en Yemen, perteneciente a un acuerdo, y una última de la Unión Europea (UE), en Libia.

Estas operaciones movilizan a miles de efectivos por todo el globo. Ahora bien, según el SIPRI, pese a que el número de misiones haya crecido en los últimos años, el porcentaje de personas desplazadas para proporcionar ayuda ha disminuido en un 4,8% con respecto a 2018. La gran mayoría de ellas están orquestadas por la ONU y, como explica la entidad, la reducción de personal se debe a la estabilización de los conflictos en la África subsahariana.

En el mapa que acompaña estas líneas se aprecian las ocho misiones de paz con más efectivos del mundo. Casi todas están en el centro de África, aunque la más numerosa es la de la Unión Africana en Somalia, país que está ubicado al este del continente —por territorios, la zona más auxiliada es la que va de Sudán a Sudán del Sur, incluido Abyei, un territorio entre los dos países que cuenta con estatus administrativo especial —. Así es como se reparten las operaciones:

Por otra parte, El Líbano es el país con más efectivos de paz de todo Oriente Medio. En Europa, la República de Kosovo mantiene hasta la fecha a más de 3.000 personas desplazadas, cuyo objetivo es “restaurar y (re)construir una sociedad estable”, como indica el SIPRI en un informe especial. Por ahora, a ojos de la organización, el trabajo realizado por la ONU en Kosovo desde principios del 2000 “está empezando a emerger”.

Más operaciones de paz… y más gasto en defensa: la preocupación del SIPRI

En su informe, además de detallar la situación de las misiones de paz, el SIPRI denuncia el ascenso de la inversión en el sector militar. De hecho, en los últimos diez años el gasto en defensa ha aumentado en más de un 7% (un 3,6% solo entre 2018 y 2019). Esta cifra lleva cinco años consecutivos aumentando, y la del último año ha sido la más alta de toda la década.

Los datos de la evolución del gasto militar dejan un panorama especialmente simétrico entre los países. En cuatro de las cinco regiones estudiadas por el SIPRI (Europa, Asia y Oceanía, las Américas y África) la inversión ha aumentado, mientras que, también por quinto año consecutivo, el instituto de Estocolmo no ha logrado obtener información de Oriente Medio.

La entidad afirma que buena parte del aumento mundial se da gracias a solo dos países, Estados Unidos y China, que juntos “representan más de la mitad del gasto militar” del mundo. Si echamos la vista diez años atrás, el país norteamericano ha reducido levemente su gasto en este sector, aunque en los últimos dos años ha retomado un camino de ascenso.

El caso de China es todavía más notorio: en apenas una década ha multiplicado su inversión de los 115 hasta los 261 millones de dólares. Es decir, más del doble. Asimismo, de entre los diez países que más gastan en defensa, la mitad de ellos han aumentado su inversión, como se aprecia en la tabla inferior:

Uno de los principales problemas del gasto militar es la falta de transparencia. La ONU se encarga de recoger información sobre este tipo de partidas, aunque según el SIPRI cada vez está costando más obtener datos fidedignos: “La tasa de información sobre gastos militares ha vuelto a disminuir en 2019”, señala el informe anual.

A esto se le suma que la transparencia varía “ampliamente” en función del país. En algunos estados, a menudo aquellos que están gobernados por regímenes militares, el gasto armamentístico se financia fuera del de los presupuestos oficiales. La entidad destaca el caso Myanmar, mencionado en un informe de la ONU en 2019: “Aquí se ve cómo los mecanismos de financiación fuera del presupuesto y la opacidad en el gasto militar puede permitir a los militares actuar sin control y perpetrar delitos contra las minorías”, critica el SIPRI.

Así, se dibuja de nuevo un Día Internacional de la Paz donde las contradicciones afloran. Por un lado, la movilización por parte de entidades como el SIPRI o la ONU de cara a finalizar conflictos bélicos está más activa que nunca. Pero en la otra cara de la moneda está la desconfianza internacional, el desolador panorama de las armas nucleares —caracterizado también por la falta de transparencia y el aumento de la inversión—, y la llegada de la pandemia del coronavirus. Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas concluye su carta con un mensaje: “Acabar con los enfrentamientos es lo que esta familia, llamada humanidad, necesita. Ahora, más que nunca”.