El 29 de agosto de 1991 ocurrió algo inédito. Kazajistán, un país que por aquel entonces poseía más de 1400 armas nucleares, decidió cerrar su polígono de ensayos de Semipalátinsk, —el más importante de toda la Unión Soviética—, como recuerda la ONU. Era una nueva etapa: la Guerra Fría había llegado a su fin, los tratados de paz proliferaban y el desmantelamiento de armas nucleares estaba sobre la mesa.

La iniciativa del antiguo satélite de la URSS fue el primer paso hacia un cambio de paradigma. Este mismo país, en diciembre de 2009, con las tragedias de Hiroshima y Nagasaki en mente, propuso una conmemoración por el cierre de polígono: era el Día Internacional Contra los Ensayos Nucleares y, como escribe la ONU, "hoy, la historia nos ha demostrado que las tragedias humanas y medioambientales resultantes de los ensayos nucleares justifican la necesidad de conmemorar este día".

Los números muestran que las decisiones tomadas durante la década de los 90 han dado sus frutos con respecto a la problemática nuclear. En 1991 había 55.260 armas nucleares en el mundo, mientras que esa cifra en 2020 se sitúa en 13.400 —es decir, prácticamente cuatro veces menos—, según los datos de la revista de Científicos Atómicos.

No obstante, estas cifras esconden algunas de las nuevas tendencias. La mayor parte de la reducción del armamento nuclear ha sido llevada a cabo por sólo dos países, Rusia y Estados Unidos, que aún a día de hoy ostentan más del 90% de las armas nucleares en el mundo, como informa el Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación sobre la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés).

Pero en las últimas dos décadas han surgido nuevos agentes en la carrera armamentística, como China, Israel, India, Pakistán o Corea del Norte. Y todos ellos, lejos de contribuir a la reducción de este tipo de armamento, no han hecho que aumentar sus arsenales con el paso de los años.

El mapa del armamento nuclear en el mundo: EE.UU. y Rusia a la cabeza

A día de hoy son nueve los países con armamento de este tipo, cuyas cabezas nucleares están repartidas de forma poco equitativa. Rusia y Estados Unidos encabezan con mucha distancia el número de armas: solo en 2020, el país liderado por Vladimir Putin tenía 6.375 en su inventario, mientras que Estados Unidos cuenta con 5.800 armas sin desmantelar.

El único continente que no ha tenido algún país con armas nucleares es Oceanía —aunque América del Sur no ha tenido ninguna tampoco y África solo ha contado con un país, cuyo arsenal era menor que el de los demás países—. A esto se le suma que algunos Estados sí tuvieron en el pasado, pero ya no: estos son los casos de Kazajistán, Ucrania, Bielorrusia y Sudáfrica, como puedes ver en el mapa que acompaña estas líneas. A mayor tamaño del círculo, mayor número de armas y, por otra parte, los datos de los países en rojo datan del año 1991, mientras que los de los países en verde son los últimos datos actualizados, ofrecidos por SIPRI.

La evolución del número de armas: otra disputa desigual

Del mismo modo que, como se apreciaba en el mapa, Estados Unidos y Rusia son los países con un mayor armamento, también son los que más esfuerzos han hecho para reducir su capacidad de amenaza. Basta con observar los datos de los últimos 10 años, en los que ambos Estados han cumplido satisfactoriamente los requisitos establecidos en el tratado START (en español, Tratado de Reducción de Armas Estratégicas). Un acuerdo que firmaron por primera vez ambos países en los años 90, y que se ha ido renovando periódicamente.

Estas negociaciones, que dictaminaban con cada nuevo START un número de armas nucleares a eliminar, han ayudado a reducir considerablemente el arsenal nuclear de los firmantes, como se aprecia en el siguiente gráfico:

En 2010, Rusia tenía 11.000 armas nucleares, cifra que se ha reducido hasta casi la mitad en apenas 10 años. Por otro lado, Estados Unidos ha seguido un ritmo parecido (aunque menor), puesto que ha bajado de 8.500 a 5.800. Ahora bien, ¿está realmente controlada la situación? ¿Acaso se han comprometido todos los países a eliminar este tipo de energía de cara a cualquier enfrentamiento militar? La respuesta, según relatan desde propio SIPRI, es clara: no.

Cada año, esta institución publica un informe en el que se analiza el estado de las armas en el mundo, con un apartado especial para las de naturaleza nuclear. Y la entidad advierte: puede parecer que el peligro esté desapareciendo, pero nada más lejos de la realidad. Es más, el mismo tratado START del que hablábamos anteriormente podría no volver a renovarse (finaliza en febrero de 2021).

Shannon Kile, director del Programa de Desarme Nuclear, Control de Armas y No-proliferación del SIPRI, afirma en dicho informe que las relaciones entre Rusia y EE.UU. "no avanzan" desde 2019, algo que podría traer serios riesgos en el futuro: "La era de los acuerdos bilaterales sobre control de armas nucleares entre Rusia y EE. UU. podría estar llegando a su fin", espeta, y sigue: "La pérdida de canales de comunicación capitales entre Rusia y EE. UU., destinados a promover la transparencia, podrían conducir a una nueva carrera de armamento nuclear", concluye.

Precisamente, uno de los puntos más importantes para el SIPRI es este último: ¿estamos ante una nueva carrera de armamento nuclear? Los datos de los últimos diez años de los siete países que tienen armas nucleares (sin contar a Rusia y Estados Unidos) dan a entender que sí. Salvo Francia y el Reino Unido, todos los Estados con ojivas nucleares han aumentado sus arsenales.

"Falta de transparencia"

Según el Instituto Internacional de Estocolmo, "la disponibilidad de información fiable sobre el estado de los arsenales nucleares varía considerablemente". De hecho, Rusia y Estados Unidos, que en un principio eran transparentes, han decidido tomar una nueva estrategia: "Los EE. UU. han divulgado información importante sobre sus reservas y capacidad nuclear, pero en 2019 la administración estadounidense puso fin a la práctica de hacer público el volumen de sus existencias", afirma Hans M. Kristensen, miembro asociado del Programa de Desarme Nuclear, en un artículo del SIPRI.

Por otra parte, Rusia está siguiendo la misma tendencia: "Este país no difunde un desglose detallado de sus fuerzas contabilizadas en el Nuevo START", aunque sí da estos datos a Estados Unidos, informa Kristensen. Un secretismo que, en el caso de los demás países, solo va a más.

"India y Pakistán declaran alguna de sus pruebas con misiles, pero facilitan poca información sobre el estado o la medida de sus arsenales" señala el informe. Asimismo, Corea del Norte, aunque "ha reconocido que ha llevado a cabo pruebas con armas nucleares", no da ningún tipo de información sobre su capacidad nuclear, mientras que la situación de Israel es probablemente la más desconocida de todas, puesto que el SIPRI recuerda que este Estado "mantiene una arraigada política de no informar sobre su arsenal".

Por tanto, los únicos países que mantienen el filtro de transparencia para el SIPRI —aunque aún tienen un amplio número de armas para desmantelar— son Francia y el Reino Unido que, según la entidad, "hacen pública alguna información".

De este modo, las conclusiones de los expertos como Shannon Kile o Hans M. Kristensen dejan, en palabras de la institución, un panorama "desolador" de cara al futuro. "Hay un deterioro continuado de las condiciones para la estabilidad internacional", insisten. Para Kile, la tendencia actual es "especialmente preocupante", mientras que para Kristensen "la crisis en el control de las armas nucleares en 2019 sufrió más reveses".

Se cumplen casi 30 años del desmantelamiento del polígono de ensayos de Semipalátinsk. Hoy, el mundo cuenta con menos armas nucleares en sus entrañas, pero la alta inversión en nuevos proyectos y la concepción de esta energía como "pilar de la seguridad nacional" de algunos países, como indica el SIPRI, plantea un futuro incierto. Entre tanto, Irán hace pruebas con nuevos materiales radiactivos. Otra "proliferación preocupante", concluyen los expertos.