El caos ha estallado mientras cientos de personas pedían que acabaran los tiroteos, en protesta pacífica por los últimos afroamericanos asesinados por policías. De repente, han empezado a llover disparos, provocando una caótica estampida: "¡Tío, mira, hay un puto francotirador ahí arriba" "Hay un poli abatido. No, hay cuatro. ¡¿Cuatro? Cielo santo!" decían los vecinos.

Era una emboscada meticulosamente planificada, según la policía, para matar al mayor número posible de agentes convertidos en blanco fácil. "Todos los policías recibían tiros yo sólo veía caer, al menos cinco, seis, estaban todos los policías en el suelo" explica un testigo.

Algunos han sido abatidos a quemarropa. La policía localiza a un atacante: "Agente abatido. Tenemos a un tipo con un rifle, no sabemos dónde. ¡Para! Se ha metido en ese edificio, en ese de ahí, en el garaje".

El tirador se había atrincherado en la segunda planta de un garaje. La policía trata de negociar durante horas, pero el hombre vuelve a disparar. Al final, envían un robot bomba para acabar con él. Antes, les había dado sus "motivos" para este ataque: "Dijo que estaba cabreado por los recientes tiroteos de la policía. Que estaba molesto con los blancos. Que quería matar gente blanca, sobre todo policías" asegura David Brown, jefe de la Policía de Dallas.

Según los medios estadounidenses, se trataría de un veinteañero de color, reservista del Ejército. También dijo que no pertenecía a ningún grupo y que actuaba sólo. Aunque los agentes lo ponen en duda, y han detenido a otras tres personas, una mujer, que "no están colaborando" con la investigación del que ya es el día más sangriento para la Policía estadounidense desde el 11S.