La sentencia fue dictada por un tribunal de sharia (ley islámica) y todos los combatientes pertenecían a la misma provincia iraquí, ahora mismo inmersa en una batalla entre yihadistas y fuerzas afines al Gobierno iraquí en varios puntos de su lado oeste.

El juicio tuvo lugar en la localidad de Tal Afar, el nuevo bastión de la organización yihadista en Irak tras la caída de Mosul. Tras las amputaciones, todos los condenados fueron llevados a prisión.