Se acaba el tiempo para Chipre y para el Euro en la isla. El acuerdo alcanzado con la Troika para que sólo los depósitos superiores a 100.000 euros paguen un impuesto del 20% se desvanece. Durante la noche, el FMI impuso nuevas pretensiones y la tensa cuerda se acabó rompiendo. In extremis, el presidente Anastasiadis y el presidente europeo Van Ron Puy tratan de desbloquear el rescate. El Eurogrupo decidirá en votación.
La última víctima de la crisis del euro, juega sus últimas cartas frente al Eurogrupo. La maratónica sesión que presidió anoche el presidente Anastasiades para sellar un plan B que convenza a la Troika, terminó pasada la una de la madrugada sin resultados.
Lo que parecía un posible pacto: el gobierno chipriota gravaría al 20% los depósitos de más de 100.000 euros del Banco de Chipre para evadir su reestructuración y al 4% las del resto de los bancos del país no convenció a la delegación de la Troika en la isla, que según un diario local seguía los avances y ajustaba cada vez más los márgenes de negociación.
Mientras, la tensión crecía en las calles. Miles de manifestantes se concentraban frente al palacio presidencial con la esperanza de que las conversaciones diesen un poco de luz al via crucis chipriota. Porque si no hay acuerdo Chipre podría ver cómo se cierra el grifo del BCE.
Y el vicepresidente de la Comisión Europea, Olli Rehn ya ha dejado claro que son pocas las opciones. Por eso, el presidente chipriota intentará conseguir el apoyo del BCE y del FMI antes de la reunión de esta tarde, a la que también asistirán Durâo Barroso y Christine Lagarde.