Un experimento de la Universidad de Pensilvania realizado con luz láser ha logrado aportar una prueba muy gráfica de cómo con las mascarillas se mitigan los contagios de coronavirus.
En el vídeo que acompaña estas líneas se pueden ver dos imágenes en negro. En la primera de ellas se observan varios puntos verdes: son las gotas que genera al hablar una persona que dice 'cuídese' sin mascarilla. En la segunda imagen la misma persona repite la misma palabra, pero lo hace con mascarilla, y apenas hay puntos verdes.
El experimento de luz láser muestra hasta qué punto puede ser importante la mascarilla. Pero no es el único, otro experimento, en este caso casero, nos permite observar cómo, pulverizando un aerosol, las mascarillas de tela protegen relativamente poco y dejan pasar gotas, hasta llegar a la quirúrgica.
Pero, ¿son efectivas todas las mascarillas? Existen tres tipos: las higiénicas o de barrera, recomendadas por el Gobierno para quienes utilizan transporte público y no pueden guardar distancia de seguridad.
Y es que, según ha explicado José Antonio López, doctor en neurovirología de la Universidad Autónoma de Madrid, hasta "el 80% de la población podría estar infectada sin síntomas".
Otro tipo de mascarillas son las quirúrgicas, que mantienen la asepsia. Es decir, retienen las gotas de saliva que pueden contener el virus, protegiendo así a los demás de nosotros. Por eso se recomienda en personas que están asintomáticas.
Los dos tipos son complementarios al resto de medidas de protección, como el lavado de manos o distancia social porque los expertos advierten: pueden darnos una falsa sensación de seguridad.
Por último están las mascarillas de alta eficacia. Las FFP2, con una eficacia del 94%. Éstas son las que deben utilizar sanitarios, personas inmunodeprimidas o cuidadores. Al igual que las FFP3, con un 99% de filtración, mínima.