Cientos de palestinos se encerraron la pasada noche en la Mezquita de Al Aqsa, en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, y se niegan a abandonar el lugar en pleno Ramadán. La Policía ingresó en la zona poco después de que los palestinos se encerraran dentro de la mezquita mientras el Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania -país formalmente a cargo de los lugares santos musulmanes de Jerusalén- ha advertido de "consecuencias catastróficas" si los agentes irrumpen en Al Aqsa para desalojar a los palestinos.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu ha ordenado el despliegue de militares en las ciudades israelíes después de los dos últimos atentados mortales. La pasada noche, Israel bombardeó Siria como respuesta al lanzamiento previo de cohetes. El Ejército israelí ha informado del uso de artillería y drones durante la madrugada contra los Altos del Golán sirios controlados militarmente por Israel. Los ataques israelíes se concentran en los lugares desde donde se han lanzado los proyectiles, según han confirmado las Fuerzas de Defensa de Israel en su cuenta de Twitter.

La tensión es máxima en la zona. Tras el intercambio de misiles entre Israel, Gaza y el Líbano, ayer Siria lanzó seis cohetes contra Israel, que ha respondido con más artillería y más misiles. Sucede justo después de dos atentados: el tiroteo en Cisjordania, cuyas víctimas fueron dos hermanas de nacionalidad británica israelí; y el del atropello masivo en Tel Aviv, que dejó a un joven turista italiano como víctima mortal.

Sin embargo, no son los únicos rostros del dolor durante los últimos días. La pasada noche, la policía israelí acribilló a tiros a un joven palestino de 20 años mientras participaba en una protesta en un pueblo de Cisjordania. Sin embargo, ni los ataques, ni las provocaciones, ni el nerviosismo han impedido que más de 200.000 personas volvieran a salir a protestar contra la reforma judicial del Gobierno