El líder norcoreano, Kim Jong-un, cruzó la línea de demarcación militar que separa Corea del Norte y Corea del Sur, para participar en el primera cumbre en 11 años entre los dos países técnicamente en guerra.

Kim se convirtió así en el primer líder norcoreano en pisar suelo del Sur desde que en 1953 acabó la guerra entre las dos Coreas, un conflicto cerrado por un alto el fuego, pero no por un tratado de paz.

En un primer encuentro lleno de simbolismo, el presidente surcoreano, Moon Jae -in, recibió a Kim con un apretón de manos a través de la línea fronteriza y ambos intercambiaron unas breves palabras para después cruzar juntos de nuevo la divisoria hacia el Norte.

A continuación ambos líderes pasearon escoltados por una guardia de honor tradicional coreana y asistieron a una ceremonia antes de dirigirse al interior de la Peace House, donde se celebró durante hora y media la primera sesión de la cumbre.

El líder norcoreano destacó su voluntad de lograr "la paz y la prosperidad" en la península a través de una mejora de las relaciones intercoreanas, y para ello apostó por "no tener que volver a la situación anterior" de confrontación.

Por su parte, el jefe del Ejecutivo surcoreano dijo que ambos tienen "una responsabilidad muy grande" y destacó la "gran expectación por parte de todo el mundo".

Los líderes de las dos Coreas, Kim Jong-un y Moon Jae-in, han sellado su histórica cumbre con un acuerdo para lograr "la completa desnuclearización" de la península y abrir una nueva era que ponga fin al estado de guerra entre ambos países.

"Sur y Norte han confirmado su meta común de lograr una península libre de armas nucleares a través de la completa desnuclearización", se explica en la declaración conjunta firmada por ambos líderes tras sus conversaciones en la militarizada frontera intercoreana.

Seúl reconoce además en el texto el peso que tienen en este sentido los gestos adoptados por el régimen de Pyongyang, que recientemente anunció que congela sus pruebas nucleares y de misiles y que cierra su centro de pruebas atómicas.

"Las dos partes acuerdan cumplir con sus roles y responsabilidades, ya que ambos países reconocen que las medidas adoptadas por Corea del Norte para la desnuclearización de la península tienen una importancia significativa y son una medida capital", reza el documento.

Tras la firma del texto, el líder norcoreano, Kim Jong-un, dijo que se esforzará por "por lograr la paz en la península y por cumplir lo escrito en la declaración", aunque que no mencionó específicamente en ningún momento el término "desnuclearización" o el programa de armas atómicas norcoreano.

Algunos analistas mantienen sus dudas con respecto al compromiso de Pyongyang respecto a su desnuclearización, dada la importancia capital que el régimen ha depositado en las tres últimas décadas en su programa de armas, al que ha considerado el garante de su supervivencia.

También juegan en contra las fracasadas conversaciones a seis bandas de la pasada década, suspendidas tras años de negociaciones después de que Pyongyang pusiera todo tipo de trabas para que se inspeccionaran su arsenal e instalaciones atómicas en lo se consideró como una estratagema para ganar tiempo.

Sin embargo, Seúl ha insistido en que la cumbre y la declaración de hoy suponen solo el primer paso de un largo camino para limpiar la península de armas nucleares. En ese sentido, los dos líderes se han comprometido a continuar cimentando la "confianza mutua" a través de reuniones e intercambios telefónicos regulares, tal y como recordó a su vez Moon.

El presidente surcoreano acordó también visitar Pyongyang el próximo otoño para mantener el actual acercamiento entre ambos países, que se comprometieron a su vez a cooperar para abrir conversaciones con EEUU para así firmar un tratado de paz definitivo que sustituya al alto el fuego que puso fin a la guerra de Corea.

Las dos Coreas "declaran el final de los 65 años transcurridos desde el armisticio" y apuestan por sustituir este por "un tratado de paz", reza la declaración, en alusión a la situación de enfrentamiento técnico en que permanecen el Norte con el Sur y EEUU desde 1950.

Norte y Sur concluyeron la Guerra de Corea el 27 de julio de 1953 con un armisticio firmado por las tropas norcoreanas, el ejército de voluntarios chino y EEUU, en representación del comando de las Naciones Unidas, que nunca fue reemplazado por un tratado de paz definitivo.

"El Sur, el Norte y Estados Unidos avanzarán activamente con la organización de cumbres a tres o cuatro bandas con vistas a establecer un sistema de paz permanente y estable", se añade en la declaración conjunta.

En el texto se establece también la necesidad de retomar la cooperación económica, congelada completamente desde 2016 a raíz de las pruebas de armas de Pyongyang, y también en el terreno humanitario, donde se ha acordado realizar una nueva reunión de familias separadas por la guerra el próximo 8 de agosto, día nacional en ambos países.

La cumbre ha sido, la primera celebrada entre líderes de las dos Coreas en 11 años, supone un importante giro para la situación en la península, marcada en 2017 por los continuos ensayos de armas del régimen y sus intercambios de amenazas con el presidente de EEUU, Donald Trump.

De hecho, Kim y el propio Trump se han comprometido a celebrar otra en mayo o junio para tratar también la desnuclearización de Pyongyang. De celebrarse, supondría el primer encuentro de líderes de estos dos países tras casi 70 años de confrontación iniciados con la Guerra de Corea y de 25 años de negociaciones fallidas y tensiones a cuenta del programa atómico norcoreano.