En Portugal las lluvias han ayudado a sofocar los últimos focos del incendio que han arrasado más de 120.000 hectáreas y ha dejado cinco muertos en la última semana. La devastación ha llevado al Gobierno a declarar el estado de calamidad en los municipios afectados.
Un incendio que más allá de afectar al territorio portugués, ha dejado devastados negocios y casas de los vecinos de alrededor. Uno de ellos el de Raquel. "Aquí había 5 autocaravanas. Mi marido hacía trabajo de camperización y arregos de autocaravanas. Teníamos dos, una suya y dos de clientes listas para entregarlas", ha explicado. En apenas unas horas todo quedó reducido a cenizas. La afectada ha narrado que "no tuvimos ayuda" y que pasadas cuatro horas "vi todo arder". "Empecé a llorar y empecé a gritar a los bomberos".
Aunque ella se encargó de refrescar la zona para evitar precisamente el trágico final de los últimos días, el fuego llegó del monte con mucha fuerza, arrasando todo a su paso. Daños materiales, que en este caso ascienden a más de 100.000 euros.
No han sido los únicos. Otra empresa también ha sido devorada por las llamas. "Aquí esta todo destruido. Yo no vi a ningún bombero. , solo vi a vecinos tirar agua". Aunque hay algunos, como José, que ha podido salvar su casa, situada justo al lado de su fábrica de muebles.
Sin embargo, la suerte no ha sonreído a todo el mundo. Otras casas han quedado reducidas a ceniza, desde la cocina al salón. "Ardió la casa, perdimos los animales, el coche, perdí toda mi vida aquí". Una vida que ahora tendrán que empezar a construir desde cero.