El congresista republicano, George Santos, elegido el pasado noviembre como representante de Nueva York, ha sido detenido este miércoles, después fue puesto en libertad acusado de 13 cargos federales. Prácticamente, nada de lo que se conocía sobre la vida de Santos era verdad. Sí, es de origen brasileño, pero no, no tiene unos abuelos judíos que sobrevivieran al holocausto.

Y sobre su currículo, no es que lo adornara, como llegó a declarar, es que prácticamente tendría que estar en blanco: no ha trabajado en grandes bancos de Wall Street, ni se graduado en la universidad en la que supuestamente era la estrella del equipo de voleibol. Pero el límite entre mentir y delinquir ha llegado al pedir donaciones a una empresa que supuestamente financiaría su campaña electoral.

Sin embargo, según la acusación, ha usado ese dinero para gastos personales, como ropa de diseño de lujo y sus tarjetas de crédito. Ahora está imputado por fraude electrónico, blanqueo de capitales, robo de fondos públicos y falso testimonio ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Sus trampas y falacias han topado con la justicia.

Se declara no culpable

El congresista se ha declarado no culpable este miércoles de los 13 cargos federales, asegurando que el caso en su contra es una "caza de brujas". El político estadounidense, que ha sido puesto bajo custodia en Melville, Long Island, ha sido finalmente liberado tras pagar una fianza de 500.000 dólares (455.200 euros), según ha informado la oficina del fiscal federal en Nueva York, y ha tenido que entregar su pasaporte, ha informado la cadena estadounidense CNN.

Tras la lectura de cargos, Santos ha afirmado en declaraciones a los medios que se trata de una "caza de brujas" y se ha referido a la familia del presidente estadounidense, Joe Biden, que lleva "años" recibiendo dinero de entidades extranjeras. Poco después de su detención, políticos tanto demócratas como republicanos han instado a Santos a presentar su dimisión en relación con los citados cargos.

Sin embargo, el congresista republicano ha asegurado ante la prensa que no renunciará, según ha informado la cadena ABC. Santos, que había anunciado en abril que se presentaría a la reelección como congresista por Nueva York, ha sido acusado de violar las leyes de financiación electoral, incurrir en conflicto de intereses, malversar fondos supuestamente destinados a los veteranos de la guerra de Irak, orquestar un escándalo de fraudes y mentir sobre su pasado -ya sea sobre su historial laboral, financiero e incluso su propia identidad-.

Así, la Fiscalía considera que habría utilizado fondos destinados a la campaña para hacer compras personales y que solicitó "fraudulentamente" ayudas destinadas a personas en paro durante la pandemia de coronavirus.