Los babuinos entran en tropel a las casas, para destrozarlo todo y en busca de comida. Si los propietarios no están, algunos veninos deciden actuar.

Primero lo graban desde fuera y después proceden a intentar desalojarlos.  Ocurren en Ciudad del Cabo. Pero imponen. Al menos,  hay que aparentar hombría. Pero todavía queda uno, el más grande y un cara a cara con él ya da más respeto. Es lo que tienen estos babuinos, que entran y salen cuando quieren.