La Comisión Europea (CE) ha presentado un plan para reducir la demanda de gas hasta un 15% en todos los países de la Unión Europea desde este verano y de cara a un invierno en el que cada vez es más plausible que Rusia corte el suministro.

La propuesta contempla medidas de ahorro en hogares y edificios públicos, compensaciones para las empresas que reduzcan su consumo e incentivos para que las industrias que puedan cambien de combustible.

Sólo una vez que se hayan agotado estas vías podría racionarse o restringirse el suministro de gas, como último recurso y en caso de emergencia, aunque las normas europeas prevén que en este escenario siga garantizado el suministro a los hogares y otros "consumidores protegidos".

El plan de contingencia de Bruselas llega cuando el flujo de gas ruso a la UE ya se ha reducido en un 30% con respecto a la media de 2016-2021, en parte debido a acciones "injustificadas" y "unilaterales" de la rusa Gazprom, y los recientes cortes a algunos países europeos indican que la situación podría deteriorase aún más.

"Las recientes perturbaciones del suministro de gas de Rusia sugieren un gran riesgo de que una completa interrupción de suministro de gas ruso se materialice ya este año de forma abrupta y unilateral", señala el documento, que llama a la UE a prepararse para este escenario con medidas "proporcionadas" al "reto" que supone.

La premisa de Bruselas es que empezar a reducir la demanda de gas ya en verano y hacerlo durante más tiempo será menos costoso que hacerlo de forma "drástica" y "sin preparación adecuada" más adelante. Actuar ahora podría reducir en un tercio el impacto de una interrupción repentina del suministro sobre la economía europea, asegura.

Para ello, la Comisión propone limitar la temperatura mínima al enfriar o máxima al calentar los edificios públicos, oficinas o edificios comerciales, así como hacer campañas para que los hogares bajen el termostato un grado centígrado.

En cuanto a los consumidores industriales, plantea que sustituyan el gas por otro combustible cuando sea posible y recuerda que las normas europeas permiten dar ayudas públicas para realizar este cambio, sobre todo, en sectores de importancia crítica.

Asimismo, señala que el combustible alternativo podría ser más o menos contaminante que el gas y apunta, en este sentido, que las reglas sobre emisiones permiten derogar temporalmente el tope a las mismas si es necesario para mantener el suministro.

La Comisión contempla también la posibilidad de compensar a las empresas que se ofrezcan a reducir su consumo de gas, por ejemplo, a través de subastas o licitaciones que podrían ser transfronterizas.

Otra posibilidad son los llamados "contratos de interrumpibilidad", que contemplan la concesión de compensaciones económicas para financiar una reducción predeterminada del consumo de gas durante un periodo de desconexión.

"Después de haber agotado todas estas medidas, los Estados miembros quizás necesiten empezar a restringir parcial o totalmente (el consumo) de grupos específicos de consumidores que hayan sido identificados en sus planes de emergencia", afirma el Ejecutivo comunitario, que mañana dará directrices para elaborar esta jerarquía de modo que se minimice el impacto socioeconómico.

Bruselas cree que una "acción temprana a nivel de la UE" reducirá la necesidad de un recorte de la demanda "más doloroso en invierno" y enviará "una potente señal al mercado de que Europa está lista" para una perturbación del suministro, lo que "puede ayudar a mitigar su impacto económico y sobre los precios".