La violencia con armas de fuego vuelve a sacudir Estados Unidos con el caso un niño de tan solo 11 años que disparó contra otros dos menores el pasado martes. Todo ocurrió en el parking de un club de fútbol americano en Apopka, Florida: allí, las cámaras de seguridad captaron el momento en que dos niños corren tras otro, que huye hacia el coche de su madre.

Al llegar, el menor abre la puerta del copiloto y, sin tiempo para reaccionar, dispara a sus compañeros de equipo,hiriendo a dos de ellos, ambos de 13 años. Un único tiro que rozó a uno de los chicos en el brazo y al otro en la espalda. Este último fue intervenido por las heridas que le provocó la bala.

Según la Policía, todo empezó cuando le quitaron una bolsa de patatas fritas, pero su abogado, Robert Mandell, asegura le estaban acosando: "Esto empezó con un grupo de niños de 13 años que intimidaban a un niño de 11, hasta el punto de que no le dejaban comer, lo atacaban", ha asegurado el letrado.

Por eso, su defensa pidió al juez el arresto domiciliario, pero el menor ha sido acusado de intento de asesinatoen segundo grado y trasladado a un centro de detención juvenil. "Una verdadera tragedia", dice su abogado, que asegura que el menor "solo dice que quiere volver a casa".

El arma que utilizó era de su madre y estaba bajo el asiento del copiloto. Shauna Simon, tía de una de las víctimas, asegura que "fue muy negligente por parte de los padres dejar ese arma disponible ya cargada y lista para disparar". Así, la madre del menor que disparó también podría ser imputada por llevar un arma sin asegurar.