El 'mundo ideal' de Disney que durante décadas ha prosperado en Florida ahora parece desmoronarse. Y es que el gobernador del Estado, Ron DeSantis, se ha propuesto acabar con los privilegios que dice que tienen los de Mickey Mouse en Orlando, lo que la compañía considera una "venganza política" por posicionarse en contra de la polémica ley 'No digas gay', una norma que prohíbe hablar de orientación sexual e identidad de género en las aulas de Florida.

Así, esta semana, Disney ha demandado a DeSantis por lo que ha llamado "una campaña de represalias". "Están molestos porque en realidad tienen que vivir con las mismas reglas que todos los demás", ha manifestado, por su parte, DeSantis.

Disney creía tener un amigo en él, pero DeSantis quiere acabar con sus privilegios fiscales y laborales. Lo cierto es que más que un reino mágico, Disneyworld es un paraíso que apenas paga impuestos y puede expandir a su antojo sus terrenos, un estatus que se ha ganado gobierno tras gobierno por las decenas de miles de empleos que genera.

Sin embargo, el "nuevo sheriff'" DeSantis quiere ir más allá, ya que su propósito es también azuzar su particular cruzada cultural. Para él, Disney es "una máquina de adoctrinamiento de niños", cuando, en realidad, solo quiere ser ahora más inclusivo que antes.

Y mientras, hay quien se relame con esta guerra. Donald Trump, vecino de Florida, sabe que es mejor tener a Disney de aliado, y cree que el gigante del entretenimiento destruirá a DeSantis y le allanará el camino en las primarias del Partido Republicano.