Las autoridades consideran muy poco probable que las dos personas que se cree que están entre los escombros aparezcan con vida y la búsqueda, que hasta ahora hacían los bomberos con perros adiestrados, pasará a hacerse con máquinas excavadoras ante el riesgo de derrumbes.

El edificio de cuatro plantas, situado junto a la estación de ferrocarriles de Rosny-sous-Bois, en los arrabales del este de París, se derrumbó a primera hora de la mañana del domingo, después de que se escuchara una fuerte explosión.

Además de los fallecidos y los desaparecidos, 15 personas resultaron heridas, cuatro de ellas de gravedad y se encuentran ingresadas en diferentes hospitales de la zona.

El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, se trasladó inmediatamente al lugar de los hechos y, aunque afirmó que hay que ser prudentes a la hora de determinar las causas del siniestro, adelantó que lo más probable es que se deba a un escape de gas.

En un primer momento, los servicios de rescate encontraron el cuerpo de un niño, posteriormente el de una octogenaria y más tarde los de una adulta y de su hijo adolescente, a los que se han sumado esta madrugada dos nuevos cadáveres.