Malas noticias para aquellos que esperaban un fin de semana cálido y primaveral. Una nueva borrasca atlántica está regando el oeste y el centro de la Península. Este sábado se extenderá al este, con vientos del oeste y suroeste húmedos y templados. Así, tendremos más lluvia, más nieve y más viento.

Detrás de este tiempo se encuentran los vientos ábregos, una situación típica de primavera y otoño. Por eso, los mayores acumulados se esperan en la cara sur de los sistemas de montaña y en las grandes cuencas de los ríos atlánticos. Además, una trae una novedad: aire frío en capas medias y altas que hará que las cotas de nieve bajen hasta los 1.300 m a partir ya de la tarde de este viernes y hasta este sábado.

De hecho, este sábado puede bajar la cota en el centro a los 1.000 m en el Sistema Central con acumulados de más de 1 m de nieve al acabar el fin de semana en la Cornisa Cantábrica, Pirineos y el Sistema Central. Podría nevar algo en estas próximas horas en Cuenca, Soria, Segovia y Ávila.

24 horas más de borrasca y luego sol

Este sábado hará más frío, sobre todo por el viento. Llegará la lluvia al Mediterráneo, la nieve caerá en montaña por la mañana y lloverá con fuerza en el Cantábrico y Pirineos. El domingo sale el sol pero también habrá nubes y algo de lluvia en el norte, pero eso sí, suben las temperaturas.

De todos modos, estamos viendo un termómetro más bajo de lo habitual, con un abril bastante frío. Este viernes en Extremadura y el oeste de Andalucía se registran temperaturas de hasta 15 grados por debajo de lo habitual. Las máximas previstas en capitales de provincia como Cáceres 11 ºC y Córdoba 14 ºC son muy bajas, son de enero.

Mientras, en Bilbao hay este viernes previstos 20 ºC, una anomalía positiva, gracias también al viento del sur. En general toda la Península sigue con temperaturas entre 5 y 10 grados por debajo de lo habitual para el mes de abril. E incluso el domingo que suben casi 10 ºC en 24 horas las máximas seguiremos por debajo de la media para la época.

Día del planeta 2022

En las crónicas terrestres quedarán los registros alcanzados cada año del aumento de las temperaturas y sus consecuencias. La pérdida de glaciares de valle, de piedemonte, continental o Inlandsis (Groenlandia) entre otros junto con el blanqueamiento de los corales, la pérdida del ejército del mundo: los insectos, los polinizadores de todo; los incendios, las sequías, las olas de calor en el Ártico y en la Antártida o el aumento de la temperatura del agua del mar, son la consecuencia de la acción humana sobre el medio. Todas las especies se están adaptando. Muchas morirán, pero otras se adaptarán.

Según un nuevo estudio de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, las muertes atribuibles a olas de calor en Asturias son 33 al año, y 38 por olas de frío. La temperatura a partir de la que se producen muertes por calor es, en Asturias, 30 ºC; en Madrid, 34 ºC, y en Sevilla, 40 ºC.

A partir de estos datos, la esperanza encontrada en este estudio es que nos estamos adaptando. Cada vez se necesita más calor para generar mortalidad. Es algo positivo en un entorno desolador: los humanos como especie seguimos adaptándonos incluso a nuestra propia destrucción.

Europa sigue calentándose

Pero Europa sigue calentándose. El informe del Copernicus Climate sobre el estado europeo del clima para 2021y que indica la temperatura media anual muestra que 2021 fue más cálido que el promedio del período de referencia 1991-2020, pero solo entre 0,15 y 0,25 °C.

Aun así, fue mucho más frío que los años más recientes. El verano fue el más cálido registrado, con 1,0 °C por encima del promedio, mientras que la primavera fue más fría que el promedio, aunque por menos de 0,5 °C.

Partes de los mares Báltico y Mediterráneo fueron excepcionalmente cálidas, con temperaturas en el Báltico que aumentaron a más de cinco grados por encima del promedio en junio y julio. Es demoledor el mapa de incendios en 2021 en el continente europeo, sobre todo la densidad del sur y la extensión.