En concreto, la factura media para un consumidor doméstico ha ascendido en lo que va de junio, a falta de un día para cerrar el mes, a 66,32 euros, frente a los 65,13 euros del mismo periodo del mes anterior. De este importe total de la factura, 13,89 euros corresponden al término fijo, 38,25 euros al consumo, 2,67 euros al impuesto de electricidad y 11,51 euros al IVA.

Con respecto a junio del año pasado, un ejercicio que estuvo marcado por la tensión en la factura eléctrica debido, en la primera parte del año, a la ola de frío y, en la segunda, a la sequía, el recibo de la luz de este mes registra un incremento de más del 5,5%.

Este recibo de la luz corresponde a un consumidor medio similar al utilizado por el Ministerio de Energía en sus cálculos, con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora (KWh), propia de una familia con dos hijos.

Este encarecimiento en el recibo de la luz de junio se debe, principalmente, al repunte registrado en el mercado mayorista de la electricidad, el conocido como 'pool'. La menor producción nuclear este mes, debido a las paradas en las centrales de Vandellós y Trillo, así como la más baja generación eólica, han presionado al alza el precio en el 'pool'.

El precio mayorista de la electricidad tiene un peso cercano al 35% sobre el recibo final, mientras que alrededor del 40% corresponde a los peajes y cerca del 25% restante al IVA y al Impuesto de Electricidad. El Gobierno ha congelado para 2018 los peajes y cargos eléctricos con los que los consumidores sufragan los costes regulados.

No obstante, la factura acumula en los seis primeros meses un abaratamiento de más del 2% con respecto al mismo periodo de 2017, en el que enero fue un mes que estuvo marcado por los picos en el precio de la electricidad, después de la ola de frío en la segunda quincena del mes que llevó a marcar, uno tras otro, los registros más elevados desde diciembre de 2013, registrando en algunos momentos puntas que superaron la cota de los 100 euros por MWh.

Así, entre enero y junio de este ejercicio el recibo de la luz suma un importe de 400 euros para el consumidor, frente a los 409,38 euros que tuvo que destinar en los seis primeros meses de 2017. Esto representa un ahorro de más de 9 euros.

Este abaratamiento se debe al incremento en la producción eléctrica con tecnologías renovables como el agua o el viento, especialmente en el primer trimestre del año con respecto al mismo periodo de 2017.