Una unidad especial de la policía bosnia registra las oficinas de una fundación internacional, sospechosa de canalizar donaciones a Al Qaeda. Además de armas y explosivos, encuentran un disco duro. En él, entre otras carpetas, aparece una muy especial. Su nombre: 'la Historia de Osama'. Dentro, una veintena de nombres. Es la 'Golden Chain' o cadena de oro.

"La cadena de oro es una lista con los nombres de presuntos financiadores de Al Qaeda", explica la periodista Mar Cabra. Más de 10 años después, muchos de ellos aparecen en otra lista, la de Falciani. Un ejemplo es, según Le Monde, Abdel Hadi, dueño de uno de las empresas más grandes de Arabia Saudí.

Las sociedades relacionadas con su nombre movieron 44 millones de dólares entre 2006 y 2007. Pero hay más. Un príncipe saudí que protegió a Bin Laden, otro cuya mujer envió dinero a los autores del 11S o el propietario de una fábrica bombardeada por los americanos durante de la Guerra de Afganistán, sospechoso de fabricar armas químicas.

Todos estos presuntos donantes del terrorismo tenían cuenta en Ginebra cuando ya se conocía la 'Golden Chain'. Pero el HSBC miró para otro lado. Eso es al menos lo que sostuvo un durísimo informe del Senado estadounidense en 2012. En él, además, se acusó al banco de hacer negocios con otras entidades estrechamente relacionadas con grupos terroristas islámicos.

La 'cadena de oro' fue autentificada por un desertor de Al Qaeda. Aunque los abogados de los que en ellla aparecen aseguran que no prueba nada. Y varios jueces les han dado la razón. Empresarios, jeques y príncipes que un día cambiaron el desierto saudí por las cumbres nevadas de Suiza.