La Comisión Europea empeoró este jueves en cuatro décimas su pronóstico de crecimiento sobre la economía española para el bienio 2019-2020 y ahora espera una expansión del 1,9% en el PIB para el actual ejercicio y del 1,5% para el siguiente.

Su revisión tiene lugar después de que en julio pasado mejorase, en contraste, su expectativa a la luz del buen desempeño de la actividad y augurase que crecería un 2,3 y 1,9%, respectivamente.

La mitad del ajuste lo atribuye a la revisión de la Contabilidad Nacional efectuada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y los otros dos puntos de rebaja a "un impulso del crecimiento más débil".

Bruselas es el penúltimo organismo en moderar los pronósticos para España, en el marco de un ajuste global a la economía mundial, pero sus últimos pronósticos son más conservadores que la mayoría de los divulgados hasta ahora.

Se sitúan por debajo de la revisión efectuada por el propio Gobierno, que ahora espera una expansión del 2,1% y 1,8% en el bienio tras rebajar en una décima su cuadro anterior.

También es inferior a la del Fondo Monetario Internacional (FMI), que augura una progresión del 2,2% y el 1,8%; o del Banco de España, con una expectativa de crecimiento del 2% este año y el 1,7% en el siguiente para el país.

En su informe, la Comisión Europea indicó que el crecimiento de los últimos trimestres ha sido menor del estimado previamente, "principalmente como resultado de un consumo privado", lo que apunta a un debilitamiento en la demanda interna por una menor propensión a consumir en el futuro, y aputan a "una trayectoria de crecimiento más baja "en medio de una mayor incertidumbre".

Según Bruselas, el crecimiento moderará ligeramente también en el 2021, cuando espera una progresión del 1,4%. El contexto que prevé es de incertidumbre "elevada" por factores exógenos como las tensiones comerciales mundiales y riesgos de caríz interno, como el "precautorio" comportamiento hacia el ahorro de los hogares que afecta al consumo.

Sobre este último aspecto repara en que, en los últimos trimestres, el consumo privado ha ido creciendo "a su ritmo más lento desde 2014". Advierte que el gasto en bienes duraderos "ha sido particularmente débil", pese a haber registrado un crecimiento del salario real, ocasionando así un "fuerte" aumento en la tasa de ahorro. "Esto puede indicar que los hogares están aumentando su nivel de ahorro preventivo en medio del crecimiento de la incertidumbre", advierte.