En remolques, en sacos, o en capazos. La oliva está ya en su punto y quienes trabajan en el campo no quieren esperar. Enrique Cherta, de Aceites Xirvert, asegura que tiene la lista completa para que trabajen durante seis días. En total, 45 agricultores pasan al día por esa almazara. "Hemos tenido tres años que no ha habido oliva y no hemos sacado nada", lamenta un agricultor. No es el caso de este año.

"A tope, qué este año se pagan", celebra una trabajadora. A tres euros se vendía el aceite en una cooperativa valenciana hace un año. Ahora a 9 euros. Paloma Aparicio, de la Cooperativa Enguera, cree que la subida del precio ha disparado la rentabilidad y la gente se está animando. "Este año no queda oliva en el término, están cogiendo hasta las de las rotonda", señala.

La sequía no ha podido con la campaña. Es más, aunque la oliva que se está recogiendo es más pequeña y está más arrugada por la falta de lluvias, su sabor sigue siendo de calidad. Va a tener un ligero sabor picante. "El picante lo tienes que notar en un buen aceite si no es muy plano", sostiene Cherta.

La oliva se mueve y los jóvenes se animan a participar en la campaña. "Yo tengo otro trabajo, pero esto es un extra y más este año que vale tanto dinero", confiesa uno de ellos. "Nos sacamos 50 garrafas, que no lo terminamos en todo el año", añade otro.

La fiebre del oro sube. Se exprime este año hasta la última gota. Miles de pequeños agricultores se llevan a casa el fruto de su trabajo.