El primer ministro de Francia, Manuel Valls, ha detallado el plan para ahorrar 50.000 millones de euros entre 2015 y 2017 y que incluye la congelación de los salarios de los funcionarios, las pensiones y las prestaciones sociales, salvo las mínimas.

En una declaración institucional, Valls destacó que los objetivos del Gobierno son relanzar la economía francesa y hacerla más justa, devolviendo el poder de compra a los trabajadores, así como reducir el objetivo de déficit, ya que asegura que el país no puede "seguir viviendo por encima de sus posibilidades".

En este sentido, aseguró que hacer ajustes implica hacer elecciones y respetar los compromisos adquiridos, lo que es la base de "la credibilidad y la confianza". Además, reducir el déficit supone lograr margen de maniobra para invertir y preparar el futuro.

"Es también asegurar la permanencia de nuestro modelo social y modernizar nuestros servicios públicos", añadió Valls, quien remarcó que los esfuerzos a realizar serán "justos" porque se repartirán de forma "equitativa" y beneficiarán a todos.

En concreto, de los 50.000 millones de euros que comprende el ajuste, 18.000 millones de euros corresponderán al Estado, que debe "reducir más su tren de vida", y 11.000 millones de euros a las administración locales. Por su parte, se recortarán 10.000 millones de euros en Sanidad y 11.000 millones de euros en medidas de protección social.

Según informó Valls, este programa de estabilidad, que es el "camino hacia la recuperación de Francia" se estudiará en el consejo de ministros del próximo 23 de abril con el fin de remitir a la Asamblea Nacional para su votación el 30 de abril.