Si no te ha pasado, seguro que conoces a alguien a quien le ha pasado. Se rompe la junta de la trócola de la lavadora (ya, ya, no existe, pero lo pillas). Y tú haces lo lógico. Pides presupuesto para arreglarla y siempre alguien dice algo así: “A ver… esto va a ser caro, ¿eh?. Y no sé yo si habrá piezas… casi mejor comprar una nueva. Va a salirte por el mismo precio. Y las hay muy buenas…”.

Y miras y la pieza no aparece. Y, total, por poco más te compras la nueva. Y la vieja, al vertedero (en el mejor de los casos). Y así con 16,3 kilos de basura tecnológica que genera cada europeo al año.

Ahora esto puede acabarse. El Parlamento Europeo acaba de aprobar el derecho a reparar los electrodomésticos, algo que busca luchar contra esto y contra la obsolescencia programada. Pero ¿cómo?

  • PIEZAS: El derecho a reparar exige a los fabricantes que haya repuestos fáciles de encontrar de un electrodoméstico durante al menos el tiempo de vida útil de ese aparato (unos 10 años). Además, se tendrá en cuenta el momento en el que la última unidad sale al mercado para tomarla como referencia de ese tiempo.
  • PRECIOS: No puede ser más caro arreglar que reparar. Europa insta a los fabricantes a vender sus repuestos a precios asequibles.
  • SENCILLEZ: No puede ser que te toque esperar un mes a que la pieza llegue de Alemania. En esta norma se insta también a simplificar los procesos de reparación.
  • ‘DIY’: De hecho, se ha pedido a los fabricantes que simplifiquen el acceso a las partes internas de los electrodomésticos que no los peguen o diseñen para que no se puedan toquetear). Quieren que se puedan abrir y cerrar fácilmente, que las ‘tripas’ sean accesibles. La idea es que los usuarios más mañosos y atrevidos puedan reparar lo que se rompa.
  • MANUALES: Y, por si tienen dudas, la norma dice que los fabricantes deberán incluir un manual de reparación en cada unidad nueva que vendan.
  • ÍNDICE DE REPARABILIDAD: Aquí aún no se ha implantado mucho, pero en Francia ya funciona perfectamente. Se trata de una escala numérica (de 1 a 10) y cromática (de rojo a verde) que nos indica si el electrodoméstico que vamos a comprar se puede reparar de forma sencilla o no
  • GARANTÍAS: Esto no es obligatorio, pero Europa pide a los fabricantes que alarguen sus garantías hasta acercarse al tiempo de vida útil estimado de un aparato. Es una forma de intentar luchar contra la obsolescencia programada.

¿Hacía falta un derecho a reparar?

No todo lo que se rompe es consecuencia de la obsolescencia programada. Es verdad que los aparatos de ahora no duran como los de antes, pero tampoco son como los de antes. La incorporación de nuevas tecnologías los hacen más útiles, atractivos y sofisticados, pero también más frágiles y caros no solo al comprar, sino también al reparar.

Así que sí, reparar siempre se ha podido, pero ahora es más difícil. Pasa con electrodomésticos, coches, motos… Y lo cierto es que, por mucho que con esta nueva norma baje el precio de la pieza o la encontremos antes, la mano de obra va a estar también en la factura. Si a eso le sumamos el afán por lo nuevo, es difícil saber si la medida tendrá impacto.

Aunque es un primer paso. Un segundo podría ser prohibir que determinadas piezas estén diseñadas para fallar pasado un tiempo.

Y ojo, porque la obsolescencia programada va más allá. Hay compañías comoApple o Samsung que ya han tenido problemas por diseñar actualizaciones de software incompatibles con los modelos más antiguos.

Por eso, sin duda, la medida más eficaz (además de la educación en un consumo responsable), sería legislar, prohibir de verdad la obsolescencia programada. Algo que de momento, no ha pasado.