Durante el verano de 2008, la dirección de Caixa Catalunya planificó una estrategia para vender preferentes y deuda subordinada en los siguientes seis meses. En un principio, un método de fraude común.
La novedad en el asunto es que, entre septiembre y febrero del año posterior, el destinatario de estos productos debían haber sido extranjeros no residentes en España, tal y como confirman los mails a los que ha tenido acceso la Cadena Ser.
“Es necesario que comencéis a comercializar la deuda subordinada 8ª emisión entre vuestros clientes No Residentes y los de vuestra zona de influencia”, se exponía en uno de los correos electrónicos.
En estas comunicaciones internas de las delegaciones de Asturias y Galicia, las directrices eran muy claras: no habría limitación en inversión mínima y los directivos debían ser una prioridad en esta caza de clientes.
La presión de la dirección hacia sus trabajadores era algo habitual para lograr este objetivo. Cada uno de los mails enviados en esos meses dejan muy claro, con su forma de lenguaje, cuáles eran las directrices para colocar preferentes y deuda subordinada.
La entidad catalana, cuyo rescate ha costado a los contribuyentes más de 11.000 millones de euros, llegó a remitir un argumentario comercial para facilitar la venta como producto seguro.
Algo que, con el paso del tiempo, se demostró como falso. Los ‘preferentistas’ de la entidad Caixa Catalunya fueron los que sufrieron una mayor quita cuando los títulos se convirtieron en acciones del banco.
Los descuentos alcanzaron el 61% en preferentes, el 50% en deuda subordinada y el 11% en deuda con vencimiento. Una situación que se agravó por la imputación de 42 directivos de la entidad bancaria tras haberse subido el sueldo cuando Catalunya Caixa ya era insolvente.
Entre ellos están el expresidente del banco Narcís Serra y Adolf Todó, exdirector general de Caixa Catalunya. Ambos, ya en el año 2008, estaban en la cúpula cuando la entidad planificó esta venta de productos.
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