Cada europeo tira de media al año 11 kilos de ropa. Prendas que se compran de manera compulsiva, baratas, y que luego tienen un una vida útil relativamente corta.
Eso es precisamente lo que Bruselas quiere cambiar y para lo que trabaja en una serie de medidas con las que alargar el ciclo de vida de la ropa, que incluyan textiles reciclados y que prohíba destruir la que no se vende.
En la última década, se ha duplicado la producción textil, pero por su calidad nos dura la mitad de tiempo. Por eso, la Comisión Europea ha lanzado una estrategia para aumentar el ciclo de vida de los productos textiles de cara a 2030, a través del uso de fibras recicladas y promoviendo el uso de sustancias que sean respetuosas con el medioambiente y los derechos sociales, considerando que se trata de la segunda industria más contaminante, por detrás de la energética.
"Promoveremos cadenas de valor sostenibles para textiles a nivel global, con particular atención a estándares medioambientales pero también sociales", ha explicado Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea.
Además, la reutilización en el sector de la moda es del 1%, por lo que proponen normas "más estrictas" y la posibilidad de que haya recogida de las prendas para aumentar la reciclabilidad de las prendas para nuevas colecciones.
La estrategia contempla también un pasaporte digital para los productos textiles en la UE que contenga información clara y permita recortar la producción de microplásticos de esta industria, promover la reutilización y reciclado de prendas, especialmente en lo que afecta a la industria del 'fast fashion', una dinámica productiva que se basa en la presentación nuevas colecciones en cortos plazos de tiempo.
Por otro lado, la Comisión Europea quiere prohibir el 'greenwashing' o 'ecoblanqueo', es decir, las prácticas para mejorar la imagen de las empresas con campañas ecológicas.
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