Supuso un reto para los surfistas consagrados, que quisieron cabalgarla. Visitaron Irlanda para tomar contacto con las condiciones climáticas y las direcciones del mar, así se aseguraron que cuando llegara el momento, pudieran cogerla.
El viaje lo emprendieron en febrero, siguiendo los partes meteorológicos y con una cámara para grabarlo. Durante cinco días estuvieron surfeando sin tregua a un temperatura de tan sólo siete grados en el agua y uno en el exterior.
El equipo estaba preparado para las duras condiciones. Trajes de seis milímetros de grosor, guantes, gorros y escarpines. Finalmente consiguieron domar a la bestia, que en palabras de Nacho es la ola "más heavy" que ha visto nunca.