Rodaba quinto en los primeros compases de la carrera y en la bajada una roca se cruzó en su camino. Mathieu Van der Poel no pudo evitar la caída y con él cayeron también sus esperanzas para conseguir una medalla.
El ciclista neerlandés optaba a todo en la prueba de montaña, una modalidad ciclista extrema que hace estragos hasta en los mejores. Van der Poel venía como máximo candidato al oro después de una gran actuación en los primeros compases del Tour de Francia, consiguiendo una victoria de etapa y afianzándose como líder de la general.
Irónicamente, renunció a seguir la mítica carrera en ruta por acudir a estos Juegos Olímpicos con las piernas frescas y con opciones de convertirse en medallista olímpico, pero el destino tenía otro plan para él.
Desde lo alto de una roca, ejecutando un salto en bajada, su rueda trasera cogió demasiado vuelo y al aterrizar no pudo controlar la bici, acabando en el suelo a gran velocidad después de dar un 'front flip' en el aire.
Magullado, tuvo que retirarse entre dolor tanto físico como anímico por la dura caída y la decepción del abandono. Posteriormente ha explicado que durante los entrenamientos había una tabla de madera en forma de tobogán, con la que él contaba. Sin embargo, para la prueba se quitó, con la consiguiente sorpresa que acabó en este desafortunado desenlace.