inclusión
El COI abre la puerta a retomar los test genéticos en 2026 y limitar la participación de mujeres trans
Los detalles La presidenta del Comité Olímpico Internacional, Kirsty Coventry, estudia reinstaurar los test genéticos abandonados hace más de tres décadas para, según el organismo, "evitar sufrimiento humano".

Resumen IA supervisado
El Comité Olímpico Internacional (COI) planea reintroducir pruebas genéticas obligatorias para mujeres en futuras ediciones olímpicas, buscando proteger la categoría femenina. Este cambio, impulsado por la presidenta del COI, Kirsty Coventry, y anunciado para 2026, sigue la línea de World Athletics, que ya implementó test genéticos en los Mundiales de Tokio. La medida, que excluiría a atletas transgénero y con diferencias en el desarrollo sexual, busca sustituir el actual sistema basado en umbrales hormonales. Sin embargo, ha generado controversia por su componente político y el riesgo de estigmatización, recordando los efectos negativos de controles similares en el pasado. Si se aprueba, enfrentará desafíos ideológicos y prácticos, especialmente en competiciones juveniles.
* Resumen supervisado por periodistas.
El deporte olímpico vuelve a mirar al pasado. Más de treinta años después de haber abandonado las pruebas de verificación de sexo, el Comité Olímpico Internacional (COI) se encamina a recuperar un sistema de controles que marcaron una época y dejaron profundas cicatrices en el deporte femenino. La información, adelantada por 'El País', apunta a un giro de calado en la política del organismo que rige los Juegos.
La presidenta del COI, Kirsty Coventry, trabaja en la implantación de pruebas genéticas obligatorias para todas las mujeres que aspiren a competir en futuras ediciones olímpicas, con el objetivo declarado de "protección de la categoría femenina". Una posibilidad que sobrevuela el olimpismo desde noviembre y que podría anunciarse oficialmente a comienzos de 2026, para entrar en vigor después de los Juegos de Invierno de Milán-Cortina.
La iniciativa sigue la estela de World Athletics, que este mismo año exigió en los Mundiales de Tokio un test PCR para detectar el gen SRY del cromosoma Y. Quienes no superen la prueba quedarían automáticamente excluidas de la competición internacional femenina, incluidas atletas transgénero y deportistas con diferencias en el desarrollo sexual (DSD).
El debate se reavivó tras la enorme repercusión mediática de los últimos Juegos Olímpicos, donde algunas victorias —como la de la boxeadora argelina Imane Khelif— volvieron a situar en primer plano los criterios de elegibilidad. A partir de ahí, Coventry impulsó la creación de una comisión de estudio presidida por la nueva responsable médica del COI, la canadiense Jane Thornton, exremera olímpica, que presentó recientemente en Lausana una revisión científica sobre las ventajas físicas asociadas a la pubertad masculina.
Según fuentes citadas por la prensa británica, las conclusiones sostienen que determinados beneficios físicos derivados de haber nacido hombre "persisten incluso después de la supresión de testosterona". Ese argumento ha reforzado la idea de sustituir el actual marco normativo —basado en umbrales hormonales— por controles biológicos más estrictos. Hasta ahora, el COI delegaba la decisión final en cada federación, con un límite de testosterona como referencia general.
El cambio supondría un giro profundo respecto a esa política flexible. Bajo el sistema vigente, tanto mujeres trans como atletas con DSD debían medicarse para reducir sus niveles hormonales, una exigencia que en numerosos casos provocó efectos físicos y psicológicos severos y llevó a varias deportistas a abandonar la élite. Con la nueva propuesta, el COI aspira a unificar criterios y cerrar definitivamente el acceso a la categoría femenina a quienes no cumplan los requisitos genéticos establecidos.
La reforma no está exenta de polémica. Las voces críticas alertan de que el debate ha adquirido un fuerte componente político y advierten del riesgo de incrementar la estigmatización y el "sufrimiento humano", precisamente uno de los motivos que llevaron a desterrar estos controles en los años noventa.
Si el COI aprueba la medida en la sesión de Milán con vistas a los Juegos de Los Ángeles 2028, los obstáculos no serán solo ideológicos. También serán prácticos, y en ese terreno World Athletics ya ha tropezado. Tras aplicar con éxito los test genéticos a atletas sénior en los Mundiales de Tokio, la federación se ha visto obligada a retrasar hasta marzo las pruebas previstas para las competidoras que podrían participar este verano en el Mundial sub-20 de Oregón. Algunas no habrán cumplido aún los 18 años, lo que obliga a diseñar protocolos específicos de consentimiento informado para sus familias.
*Sigue a laSexta en Google. Toda la actualidad y el mejor contenido aquí.