Ultras del Nápoles sembraron el caos en el metro de Liverpool. Introdujeron palos de golf y astas de bandera como armas para atacar a los aficionados que llegaban a Anfield.

Hubo puñetazos y agresiones en los exteriores del estadio hasta que la policía acabó tomando el control. En total, hubo cinco detenidos.

Primero, insultaron a los policías, llamándoles "ratas", para, finalmente, acabar pidiendo clemencia: "¡Me haces daño, jod**!". Reducidos y cacheados, fueron conducidos al estadio bajo fuertes medidas de seguridad.